Bepo

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Visión del cine

Se estrenó Bepo, el nuevo film de Marcelo Gálvez, inspirado en la vida de Bepo Ghezzi, un linyera que en 1935 recorría los pueblos de la provincia de Buenos Aires y que fue un símbolo de la libertad y la corriente anarquista.
Después de Cipriano, yo hice el 17 de octubre, el realizador platense Marcelo Gálvez se anima nuevamente a llevar a cabo un film de época con bajo presupuesto y una total libertad creativa. Y justamente libertad es lo que respira Bepo.

Bepo Ghezzi era un linyera. En 1935 los linyeras eran personas que elegían tener una vida nómade. No atarse a las reglas ni las convenciones del sistema o la sociedad. Vagaban de pueblo en pueblo, buscando changas, pero sobretodo, disfrutando de no tener un patrón, un jefe, un dueño.

Basado en el libro Bepo: vida secreta de un linyera de Hugo Nario, Gálvez posa su cámara en el protagonista -notable y austera interpretación de Luciano Guglielmino, también protagonista de Cipriano- un aventurero, un hombre de pocas palabras.

Gálvez respeta el poder de observación y la ideología de su protagonista, sin dejar de lado los contratiempos que puede generar una vida en las vías, sin lugar fijo, aprendiendo de sus compañeros, pero también vagando solo.

La relación del personaje con la naturaleza, una mirada fría y algo distante por parte del realizador, pero muy amena del protagonista, recuerdan al primer cine de Terrence Malick, pero sin la filosofía existencialista, narrada en off, que provoca que los films de éste sean pretenciosos e intelectualoides.

En Bepo, Gálvez exhibe el existencialismo de sus personajes sin subrayados ni obviedades, con honestidad y, especialmente, aprovechando las limitaciones de presupuesto, en función de conseguir un film más genuino y creíble, con un ritmo propio y sin juzgar ni edulcorar las secuencias que se van sucediendo a lo largo de esos años que el protagonista estuvo vagando.

Sin decaer en ritmo ni perder el cuidado estético -aún cuando se sigue a los personajes con cámara en mano, la fotografía es uno de los puntos fuertes del film-, Bepo es un retrato histórico que no deja de lado su contexto político y que muestra cómo la idea de anarquismo, en aquella época, no se relacionaba con hacer una revolución, sino con ser fiel a un pensamiento libre.

No sería demasiado alejado, incluso, ver a los linyeras de los ’30 como una continuación de los gauchos de antaño. Bepo muestra a personajes formados intelectualmente, pero que también son formados por la ruta, una ruta incierta pero con objetivos ideológicos claros.