Belleza inesperada

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Fábula solemne y pretenciosa

David Frankel había dirigido comedias agradables y ligeras como El diablo viste a la moda y Marley y yo. Por eso, sorprende ver su nombre asociado a un film tan solemne y pretencioso como Belleza inesperada. Pero más desconcertante aún es que un verdadero seleccionado interpretativo (Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Helen Mirren, Keira Knightley, Michael Peña, Naomie Harris) haya aceptado trabajar con un penoso guión como el escrito por Allan Loeb, que parece más una clase de autoayuda que la película "importante" que quiere ser (y no es).

Will Smith encarna al dueño de una agencia de publicidad cuya vida se ha arruinado tras la muerte de su hija de seis años a causa de un extraño cáncer. Sus tres socios y amigos (Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña) quieren hacerlo reaccionar -y de paso vender la compañía para salvarla de la quiebra- y para ello contratan a tres actores de teatro (Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore) para que interpreten a las tres abstracciones (la Muerte, el Amor y el Tiempo) con las que Howard se comunica a través de cartas que deposita en buzones.

¿Suena ridículo? Lo es. Pero hay más en esta fábula navideña sobre el dolor, la culpa, el duelo y las segundas oportunidades (otro de los personajes, por ejemplo, sufre un cáncer terminal) ambientada en Nueva York. La hermosa ciudad regala las pocas imágenes de belleza (esperada). La película, en cambio, es de una torpeza inesperada para los estándares del Hollywood contemporáneo.