Baywatch: Guardianes de la bahia

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Los bañeros más bobos del mundo
La remake de la serie de TV viene con un humor grosero y vulgaridades varias. Y sí, Pamela Anderson aparece.

La serie de TV Baywatch, apta para todo público, derivó en su salto al cine (es una manera de decir, porque ciertamente es un descenso) en una película ordinaria y llena de groserías pretendidamente risueñas para público adulto, o al menos no para niños.

Encolumnada dentro de la nueva comedia estadounidense, la vulgaridad puede llegar a límites que uno no imagine. Zac Efron, el carilindo que hace once años era Troy en la High School Musical de Disney, toquetea los genitales de un hombre muerto. De la boca de Dwayne Johnson salen más palabrotas y frases soeces que de un standapero de cuarta. Al tercer personaje masculino (Jon Bass en el rol del gordito nabo que se babea por la rubia pulposa) se le quedan atrapados en una reposera de madera el pene y los testículos, y quien lo ayuda a liberarlos es Johnson, en el papel que tenía David Hasselhoff.

Ta vez todo esto lo “crearon” los libretistas (un trabajo a doce manos: cuatro redactaron la historia y otros dos escribieron el guión) para que no los tildaran de misóginos. Pero hay bellas mujeres cuyos pechos suben y bajan cuando corren en cámara lenta, como a Pamela Anderson en la serie hace 25 años.

La ¿trama? se centra en el ingreso de tres nuevos guardavidas al grupo que comanda Mitch (Johnson). Uno es Matt Brody (Brody era el apellido del personaje de Roy Scheider en Tiburón, pero más que un homenaje debe ser una mera coincidencia), un campeón de natación olímpico, el mencionado nabo y el papel de Alexandra Daddario, quien había trabajado con Johnson en otro bodriazo: Terremoto: La falla de San Andrés, donde interpretaba a su hija. Juntos son dinamita.

Hay una empresaria perversa que trafica droga (la india puro labios Priyanka Chopra) y corrompe a un concejal (latino), Johnson no se banca al egocéntrico Efron, pero seguro que al final se amigan, hay rescates en el mar, explosiones, gags homofóbicos, gags sexistas, gags que no son gags y está la ex de Leo DiCaprio, Kelly Rohrbach, reemplazando a Pamela Anderson. No le llega a los talones en sensualidad, pero interpretativamente no se notan las diferencias. O sea.

Anderson y Hasselhoff tienen cameos –él parece más arruinado que ella tras sus pasos por las cirugías estéticas- y los 116 minutos se hacen eternos.