Bajo el mismo techo

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Como en la tele

El filme con Katherine Heigl tiene un planteo de sitcom.

El inicio de Bajo el mismo techo deja tan en evidencia casi todo lo que va a suceder en el resto de la película que, pese a que las circunstancias se alteren y no sean tan amables como el espectador imagina que serán, todo conduce a un destino ineludible. Es normal -forma parte de la lógica del género- que las parejas de las comedias románticas no parezcan, de entrada, hechas a medida. Pero lo que sucede aquí es tan exagerado que cualquier solución a ese problema parece muy forzada.

Holly (Katherine Heigl) es una chica que tiene una tienda de comidas, bastante seria y nerviosa, a la que no le cae nada bien que el hombre con el que le arman una cita, un amigo de amigos, llegue una hora tarde, venga en moto y no en auto, no haya hecho reservas en ningún restaurante y que, encima, reciba llamadas telefónicas con un “Plan B” en caso de que la noche no vaya por el camino esperado.

Messer (Josh Duhamel) es también, misterios de la naturaleza, amigo de la misma pareja que ella, y pese a que la primera cita termina siendo un desastre (de hecho, ni siquiera arranca), se seguirán topando a lo largo de años por los amigos en común, que se casan y tienen una beba. Hasta que un día, esa pareja que integran Peter y Alison (Hayes MacArthur y Christina Hendricks, la bella secretaria Joan de la serie Mad Men ) sufre un accidente y mueren ambos, dejándoles la criatura a cargo a ambos sin haberse tomado el trabajo de preguntarles ni de avisarles.

Tras ese golpe bajísimo, la dupla deberá, de un día para otro, decidir qué hacer con la niñita (y con la enorme casa), y la opción de convivir Bajo el mismo techo y cuidar de Sophie aparecerá como una posibilidad antes que dejarla al cuidado del Estado. Y, pese a que ambos se llevan mal, no se entienden en casi nada y son, digamos, “el agua y el aceite”, las circunstancias y la criatura harán que las cosas empiecen a cambiar.

Como es de esperar, con dos personas que ni siquiera soñaban días antes con ser “padres”, abundan los chistes de bebés indomables en una película que bien podría ser el planteo de una sitcom televisiva (se recomienda, desde acá, que la muerte de los padres de la criatura suceda antes del inicio de la narración en ese caso). De hecho, tanto el director Greg Berlanti (productor de Brothers & Sisters ), como Heigl ( Grey’s Anatomy ) y Duhamel ( Las Vegas ) han comenzado sus carreras allí.

En estos tiempos raros en el que muchas series de TV tienen calidad cinematográfica (y hasta son mejores que mucho de lo que sale en pantalla grande), resulta raro toparse con una película que remeda a una serie de las que ya casi no se hacen. Tal vez el panorama esté cambiando y, cada día más, uno encuentre “cine” en la TV y “televisión” en el cine.