Bajo el mismo techo

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

Otra vez sopa

De nuevo Katherine Heigl en pantalla, decidida a quedarse con el trono de reina de la comedia pasatista. Y esta vez con el control total al asegurarse el cargo de productora ejecutiva del fime. Ahora es una treintañera soltera y desesperada por encontrar una pareja que debe convivir a la fuerza con un soltero mujeriego y despreocupado con quien no se lleva nada bien, especialmente desde una cita fallida hace un tiempo atrás, pergeñada por una pareja amiga de ambos.
Esa pareja tuvo una bebé y al poco tiempo murieron en un accidente de tránsito. Su deseo, plasmado en un testamento, fue que sus amigos se hicieran cargo de la niña. Y ahí están, ella y él, sin tener la menor idea sobre como cuidar a una criatura de un año y viviendo bajo el mismo techo.
El chiste es viejo y remanido. Situaciones ya vistas donde un crío vomita sobre el adulto inútil, o llora porque no dan en el clavo con la comida indicada. Nada nuevo. En medio de todo el enredo propuesto queda la relación amorosa entre la pareja despareja, cuadro también hartamente visto en la pantalla. Y como es previsible, el final será el adecuado para quienes decidan ver esta comedia intrascendente, algo extensa, aunque digna.
Sólo para mujeres ñoñas, parejas acarameladas y mártires decididos a inmolarse en una primera cita.