Bajo cero: milagro en la montaña

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Persevera y sobrevivirás
Aunque el título adelante demasiado, la película con Josh Hartnett tensiona y es siempre creíble.

Las películas por las que uno recuerda a Josh Hartnett suelen ser de elencos multitudinarios: Pearl Harbor, La caída del Halcón negro, Sin City, sin mucho lugar para sobresalir. No es que el intérprete de La dalia negra tenga mucho como para llamar la atención, pero difícilmente le hayan dado la posibilidad de un protagónico tan absoluto como el que tiene ahora en Bajo cero: Milagro en la montaña.

Es que casi desde que sube a la montaña del título, la cámara del a veces intrépido Scott Waugh (Need for Speed: La película) prácticamente no lo abandona.

Al que sí abandonan a su suerte es a Eric LeMarque, un joven que por 2004 tras una fuerte tormenta de nieve, quedó allí, en lo alto, sin comunicación y prácticamente a la buena de Dios. Ni la infancia ni la adolescencia de Eric habían resultado fácil, con un padre exigente y una madre comprensiva, pero con la que no termina de congeniar o sincerarse. Del deportista de élite que pudo llegar a ser a un accidente traumático, Eric no las tiene todas consigo esa tarde que decide ir a esquiar en solitario.

A la templanza del personaje -la película se basa en una historia verídica-, del tipo persevera y triunfarás se le oponen las condiciones climáticas, la soledad, el ataque de animales, el frío, caer en agua congelada, lastimaduras varias y seguramente algún otro dolor que el rostro de Hartnett sabe transmitir.

Como su madre, Mira Sorvino -hace 21 años ganadora de un Oscar por Poderosa Afrodita- le da un toque distinto a su carrera, haciendo precisamente de mamá de alguien que podría ser tranquilamente su hermano. El tiempo no corre sólo para los actores, claro está, y Sorvino apela a su talento para que cada vez que Susan tenga que penar, le creamos en serio.

Como a la película.