Badur Hogar

Crítica de Javier Luzi - Visión del cine

Después de su paso por la Competencia Argentina del 21 Bafici se estrena Badur Hogar.
Rodrigo Moscoso (Modelo 73), después de 18 años, regresa al cine con esta comedia romántica de treintañero que se niega a crecer .

Juan (Javier Flores) trabaja, poco y cuando quiere, de piletero, en sociedad con un amigo que, en verdad, hace casi toda la labor. Vive con sus padres que lo sostienen, y se preocupan por el momento que está atravesando (una enfermedad que se dice sutilmente hasta ir develándose y generar conflictos en la trama).

Hay algo de vivir en capital de provincias (Salta) que imprime el ritmo y constituye la idiosincracia de los personajes (algo que también será puesto en discusión). Cuando se cruce con Luciana (Bárbara Lombardo), una porteña impulsiva y que asume sin problemas su neurosis, el protagonista comenzará una relación que modificará la vida de ambos y agregará otra capa al guion.

Con un humor que nace de las situaciones y los personajes, una naturalidad que no se vuelve costumbrismo, apuntes que suman a la trama central (respecto a la madurez, al status social, a los vínculos paterno-filiales, al amor, a las identidades y tradiciones nacionales propias viviendo en otro país, a los mandatos familiares y sociales, etc.), Badur Hogar avanza sin tropiezos, trabajando clisés sin exagerar y consiguiendo volverse una película amena, amable y entretenida.

Las actuaciones acompañan para mejorar los logros y la diferencia que trae el desarrollo de la trama en el norte argentino es un aire fresco que le aporta al cine nacional.