Avengers: Endgame

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Una despedida a lo grande. Así podría definirse a Avengers: Endgame , esplendoroso cierre de la saga y de toda una etapa del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) que se inició hace ya más de diez años ( Iron Man data de 2008). Cuando llegan los títulos finales (cabe indicar que esta vez no hay escenas post créditos) aparecen los nombres de... ¡45! figuras, todas de notable trayectoria en Hollywood, aunque varias de ellas tienen apenas un par de planos y parlamentos durante las tres horas de película.

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Es que, si bien son Los Vengadores originales los auténticos protagonistas de esta fiesta (con aportes no menores de otros superhéroes como Capitana Marvel, Hawkeye o Ant-Man), nadie se queda fuera de esta celebración. Porque es cierto que hay en el film algunos momentos trágicos, esos inevitables sacrificios que cimentan y subrayan el heroísmo, pero este "final de juego" nunca pierde su espíritu lúdico, su veta melancólica y una emotividad que pocas veces se había alcanzado en el MCU.

Desde situaciones intimistas sobre las relaciones familiares de los personajes hasta la épica batalla que se produce cerca del final, en Avengers: Endgame hay prácticamente de todo: acción, humor, romance y drama. Es imposible en este contexto que el film de los hermanos Joe y Anthony Russo resulte todo lo sólida y coherente que el cinéfilo más tradicional puede exigir, pero al mismo tiempo -aun en su inevitable acumulación- regala varias de las secuencias más intensas y conmovedoras de la franquicia.

Es cierto que todo cierre, toda culminación conlleva de por sí una carga emotiva adicional, pero en esta suerte de viaje de egresados, de concierto de despedida de una gran banda, la mayoría de las actuaciones y de las resoluciones de los conflictos terminan siendo satisfactorias, por más que el cliffhanger de Avengers: Infinity War se resuelva apelando a un recurso a esta altura bastante remanido como el de la máquina del tiempo (con chistes varios sobre Volver al futuro incluidos) y que tenga más finales que las sagas de Peter Jackson ( El señor de los anillos y El hobbit).

Así planteadas las cosas, Avengers: Endgame resulta -más que nunca- un ritual, una experiencia de catarsis colectiva, un tributo y el canto del cisne para ciertos personajes tanto en lo individual como en la interacción grupal. Son tres horas que los fans seguirán con aplausos, risas y, sí, con llantos. Preparen los pañuelos.