Avengers: Endgame

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Es imposible expresar en palabras lo que Marvel ha conseguido con Avengers: Endgame. Es un filme monumental que concluye una saga monumental y que posee una energía monumental. Lo que empezó como un chiste interno – poner escenas post créditos en los filmes, anticipando la siguiente entrega y funcionando como truco publicitario – fue generando una serie de expectativas que terminaron rebalsadas por la masiva respuesta de crítica y público. Y cuando Los Vengadores llegó en el 2012, las cosas volaron por los aires. Marvel se convirtió en un peso pesado de la industria, el modelo a imitar y la máquina de hacer dinero que cosechaba toneladas de alabanzas del público y la crítica. Los pasos osados se convirtieron en planificación estructurada y ahora han llegado a la conclusión natural de una saga ultra épica, no solo por la perspectiva argumental del universo sino también por factores ajenos a la fantasía, elementos materiales, mas vulgares y realistas como es el paso del tiempo para los actores principales de la serie así como el costo astronómico de sus millonarios contratos. Quizás éste último dato – con gente que se despide del MCU – haya servido para elevar aún mas las expectativas de algo que de por sí iba a ser gigantesco.

Pero, a decir verdad, Avengers: Endgame no es tan prolija e impactante como Guerra Infinita. Nada podrá superar ese final amargo y sorpresivo, el impacto de ver a Thanos triunfando, aniquilando a la mitad del universo y, con ello, a un grupo de los personajes mas amados del MCU. La misión de Endgame es levantar los corazones y producirte ese shock de euforia viendo como nuestro héroes dan vuelta la partida y derrotan a Thanos de la manera mas satisfactoria. Sí, el filme lo logra, pero a veces de manera reñida con la lógica y sepultando la emoción de un duelo individual en una tonelada de explosiones y efectos especiales. Entre eso, alguna que otra decisión creativa discutible sobre el aspecto / destino de algún personaje y un par de Deus Ex Machina, Avengers: Endgame triunfa pero no sin cometer algunas trampas (sin ir mas lejos el destino de Asgard, que en el comienzo de Vengadores: Guerra Infinita parecía estar sellado y que ahora posee una numerosa cantidad de supervivientes viviendo en la península escandinava).

Uno de los principales problemas del filme es la existencia de Carol Danvers, la recién llegada al universo Marvel. Ella es tan superpoderosa que el libreto debe encontrar una excusa para sacarla temprano de cuadro, caso contrario el filme terminaría antes de la primera hora. Las apariciones / desapariciones de la Capitana Marvel son tan alevosas que sólo son perdonables por el sabor de la emoción, pero van en contra de toda lógica. El otro problema tiene que ver con el funcionamiento de cierta máquina, la cual sólo operaría con personas que tuvieran encima la partícula Pym, un detalle que el guión opta por desestimar para hacer que toda la flota del emperador Palpatine aparezca en el momento menos adecuado. Y después hay dos o tres personajes (y algún villano) que no se comportan como lo previsto, sea perdiendo el perfil heroico o su particular filosofía existencialista, u omitiendo datos esenciales para la resolución de ciertos acertijos indispensables para que la cruzada sea exitosa.

Pero ello no quita que Avengers. Endgame no sea efectiva y emotiva, aún cuando en el Acto II – cuando los Vengadores se dividen en tres grupos, cada uno con su propia cruzada – sea algo estirado. El tema que sobrevuela todo el filme es el de los afectos, los amigos, la familia – de individuos vacíos por un presente de constante dolor y que encaran una misión suicida para recuperar a quienes se fueron; o de aquellos que deben sacrificar lo que han logrado tras el Apocalipsis, simplemente porque el bienestar de muchos se superpone al de uno solo -, y está presente en los arcos argumentales de Clint Barton, Tony Stark, Scott Lang (Paul Rudd está en modo dramático casi el 100% del tiempo) y hasta de Steve Rogers. En cambio a Thor lo persigue el fantasma de la impotencia, del no haber podido evitar a tiempo el desastre por una cuestión de mejor puntería en el desenlace de Guerra Infinita. Si el Acto II provee algo – además de los pertinentes McGuffins… odio hablar en clave pero tampoco voy a arruinar todas las sorpresas del filme – es la recarga emocional de nuestros exhaustos héroes, tomando fuerza del reencuentro con seres queridos porque les da el impulso necesario para seguir adelante con una misión en donde las probabilidades de éxito son casi nulas.

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Pero poco importan los problemas o detalles del filme cuando llega el clímax – tan ansiado desde el año pasado – y te sacude hasta la médula. A pedido del público Steve Rogers se da el lujo de gritar “Vengadores… unidos!” (Avengers assemble!) – algo que los fans pedían desde hace años – y el cine se viene abajo. Endgame tiene el honor de destronar a Aquaman y su final descomunal, poblando la pantalla con toneladas de ídolos, monstruos, naves y criaturas de todo tipo. Que el exceso obligue a muchos iconos a figurar como meros cameos mudos (y que la lucha esté filmada de manera algo desprolija, sin poder seguir demasiado las acciones de los personajes que nos importan como sí hacía Peter Jackson en las masivas batallas de la Trilogía del Anillo) no altera la emoción de la partida, de la lucha a muerte, de la sorpresa y la euforia. De la emoción, la tristeza y la victoria.

Seré honesto: Avengers Endgame es la apoteosis del filme pochoclero. Y es también la apoteosis de la cultura nerd. Pero, por otra parte, es un filme que me inquieta profundamente porque toma decisiones muy importantes sobre algunos personajes principales (amen de que el paréntesis de cinco años que propone el filme pone automáticamente a todos los próximos filmes del MCU como obras de ciencia ficción porque transcurren en el futuro), y porque ahora Marvel se ve obligada a construir desde cero otra épica que no esté relacionada con Thanos como villano omnipresente. ¿Existe vida en el MCU después de Endgame?. Demoraron 10 años en construir este espectáculo monumental y usaron a los mejores personajes para ello, pero… ¿podrán repetir la movida?. ¿El año que viene seguirán los taquillazos Marvel?. ¿Cómo sería un nuevo filme de los Vengadores con tantos cambios en el staff?. Son interrogantes que atormentan al nerd que llevo dentro mientras mi corazón se emociona hasta las lágrimas con cada gesto heroico que Endgame tiene para ofrecerme en su última hora plagada de fotogramas inolvidables.

Alejandro Franco, 26 de Abril de 2024