Asesinato en el Expreso de Oriente

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Con una adaptación de Agatha Christie, Kenneth Branagh se pone detrás y delante de cámara en Asesinato en el Expreso de Oriente, junto a un multiestelar elenco.
Poirot es probablemente el mejor detective del mundo. Al menos así se presenta él mismo y su carrera lo avala. Y cree entonces que es momento de unas merecidas vacaciones, de disfrutar de la comida y de buenos paisajes. La presentación del personaje apuesta a un tono algo absurdo y de comedia inglés, no tan graciosa pero lo suficientemente simpática como para esperar algo más que un thriller convencional enfocado en el “quién lo hizo”.

Escrita por Michael Green y dirigida por el mismo protagonista, Kenneth Branagh, Asesinato en el Expreso de Oriente cuenta la historia de, claro, un asesinato que se sucede en medio del viaje en tren que obliga a Poirot a ponerse a trabajar en el caso. Mientras va descubriendo que todos tienen razones para ser sospechosos también se cruza con falsas pistas que lo confunden.

Un viaje en tren entre desconocidos, personas que en aquel momento poco tienen en común más que hacer juntos el recorrido: un descanso, a través de Europa, convertido en una situación de intrigas pero también emocionante para el detective, hasta que ante él se van desplegando oscuros secretos.

Es una pena que el film vaya abandonando luego ese tono juguetón con el que empieza y se termine convirtiendo en un enrevesado thriller que pierde sobre todo a la hora de querer introducir tantos personajes sin lograr que ninguno logre dimensionarse. Es una especie de desfile de actores reconocidos que intentan destacarse por sí solos pero cuentan con un guion bastante pobre que no se los permite más que por sus meras presencias.

En cuanto a lo estético la película se percibe influenciada por el cine clásico. Rodada en 65 mm, lo cierto es que logra algunas tomas muy hermosas, incluso unos largos planos a través del tren. La fotografía es elegante, digna del tren que funciona como un protagonista más, dejándolos detenidos en el medio de la nieve. Sin dudas en la dirección de Branagh es donde la película mejor se destaca.

El guion es el que tiene problemas. Por un lado logra unas buenas presentaciones de varios personajes, pero en general no consigue generar en ninguno de ellos la dimensión necesaria como para que nos importen demasiado. Con la intriga principal, el asesinato, pasa un poco lo mismo. Se presenta, genera dudas y posibilidades pero a la hora de resolverlo no consigue esa resolución ser lo suficientemente fuerte e interesante, perdiendo algo de la dicotomía de la original.