Armonías del Caos

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Cine de autor que no se parece en nada a la realidad

"Armonías del caos" gira en torno de un tema terriblemente actual, pero lo hace de un modo que simplemente no funciona. Y es que es posible que el director haya intentando una disquisición personal que no tiene mucho que ver con la realidad. Lorenzo Quinteros es un profesor de música de barrio, alcohólico y totalmente decadente.

Cuando un pibe chorro entra a su casa para robar, las cosas salen de manera extraña al punto de que el ladrón queda encerrado en una pieza sin poder salir. El hijo del profesor no quiere llamar a la Policía, porque sabe que el intruso quedará libre en unos días y tomará venganza. Tampoco lo pueden liberar sin más por miedo a que éste vuelva a atacarlos, por lo que la otra opción que queda es tomar la justicia en sus manos y asesinarlo. Con este objetivo en mente, el hijo (Carlos Echevarría) llama a un viejo amigo (Sergio Pángaro) que parece tener las cosas claras, al punto de poder dar una charla esotérica sobre qué animal refleja la personalidad de cada persona, para luego ponerse manos a la obra.

La película parece más que un largo, un corto estiradísimo. Para que la trama llegue a mostrar su conflicto, el director deja pasar casi media hora, lo que es prácticamente la mitad de la duración de una película muy breve que se hace larga. Los encuadres y la fotografía blanco y negro están muy cuidados, igual que las actuaciones (se destaca Pángaro), pero el ritmo es lento y la falta de acción es notable (basta decir las escenas de violencia transcurren en off). A pesar del tema, esto no es un policial ni un drama social, antes que nada es cine de autor demasiado pretencioso para resultar sustancioso.