Aquaman

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Ya a esta altura nadie es ajeno a los vaivenes y las desprolijidades que se vienen dando en el Universo Cinemático de DC que vienen intentando sostener Warner Bros junto a DC Entertainment. Luego de las vapuleadas “Suicide Squad” (2016) y “Batman Vs Superman: Dawn of Justice” (2016), surgió un episodio un poco más inspirado llamado “Justice League” (2017) y la que hasta hoy en día es la mejor propuesta de la productora, “Wonder Woman” (2017). “Aquaman” es un producto que se encuentra un escalón por debajo de la cinta protagonizada por la princesa de las Amazonas. No obstante, cabe destacar que representa un entretenimiento digno gracias a la dirección de James Wan, el creador de dos sagas destacadas como lo son “Insidious” (2010) y “The Conjuring” (2013), además de ser el creador de la primera “Saw” (2004) y de haber dirigido la séptima entrega de la saga tuerca más famosa “Furious 7” (2015). Wan parece ser uno de los directores mainstream del momento convirtiendo todo lo que toca en oro. Es por ello que no era de extrañar que Warner lo convoque para intentar reflotar al Universo DC.

Si bien el producto está lleno de falencias, errores y alguna que otra incongruencia dentro del universo expandido, la primera aventura en solitario del Rey de los Siete Mares es un viaje sumamente disfrutable, entretenido y con un gran espíritu aventuresco y comiquero. El largometraje cuenta la historia de Arthur Curry (Jason Momoa), un hombre que descubre que es mitad humano y mitad atlante por parte de su madre, la reina Atlanna (Nicole Kidman), por lo cual es heredero del trono de Atlantis si es que se decide a reclamar el lugar en la ciudad escondida en el fondo del mar y desafiar a su hermano el Rey Orm (Patrick Wilson). Para ello deberá emprender el viaje de su vida en el cual se encontrará con temibles adversarios como el mismo Orm y Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II), un pirata en busca de venganza. Pero Arthur no estará solo en este periplo sino que contará con la ayuda de Vulko (Willem Dafoe), su maestro y entrenador en todo lo que tiene que ver con Atlantis, y Mera (Amber Heard), la prometida de su hermano que se convertirá en una parte importante de la vida de Aquaman.

No fue fácil concebir un film de estas características con una mitología muy vasta y rica, es por ello que el director decidió separarse de los caminos habituales de las películas de inicio, generando una cinta particular que arranca ya con la popularidad del protagonista en pleno auge de su carrera como superhéroe y entregando a cuenta gotas varios elementos de su historia pasada con la inclusión de diferentes flashbacks que fueron implementados o motivados armónicamente mediante ciertos elementos que desencadenan ese necesario retroceso a las fuentes. Es en esos momentos donde el film funciona y sorprende con una modalidad poco utilizada en este tipo de largometrajes. Las falencias narrativas de la película vienen dadas en otros frentes. En primer lugar, la pieza audiovisual busca ser un relato de aventuras, con ingeniosas y sorprendentes secuencias de acción, un film introductorio, también busca contar una historia de amor, entre tantas otras cosas más. Esto hace que la mezcla no resulte del todo homogénea y que por momentos haya problemas con el tono del largometraje, a pesar de que si bien tambalea en ese sentido, James Wan logra que la narración se mantenga a flote gracias a su talento como director. Por otro lado, no ayuda la banda sonora de Rupert Gregson-Williams (“Hacksaw Ridge”, “Wonder Woman”) que resulta ser bastante básica, caricaturesca y repetitiva en los momentos en los que debería crear un clima y acompañar a la imagen.

Entre los logros de la propuesta pochoclera se destaca el elenco, en especial el dúo protagónico. Momoa y Heard demuestran tener la química necesaria para llevar adelante el film interpretando dignamente a sus personajes. En especial cabe destacar la composición de Heard que termina de redondear uno de los personajes más atractivos e interesantes de la película. De hecho, el peso que se le dio a su personaje en la historia es mayor que el de Arthur Curry, siendo muchas veces el papel que lleva la trama y teniendo mayor peso en la narrativa. Willem Dafoe, Nicole Kidman y Patrick Wilson terminan de completar a los personajes secundarios en lo que representa un casting envidiable para cualquier director. Asimismo, los villanos o antagonistas de la cinta, Orm y Black Manta, comprenden fuerzas opositoras atractivas y con mayor dimensión que la que suelen tener en este estilo de películas.

Por el lado de los aspectos técnicos, resulta impresionante cómo se manejó todo lo relacionado al CGI. Siempre fue una de los mayores desatinos que tuvo el Universo DC en cuanto a la implementación de las imágenes generadas por computadora, y para una historia que transcurre gran parte debajo del agua aquí era primordial que funcione, y sí que lo hace. Viendo el resultado final, queda claro que Industrial Light & Magic (“Star Wars”, “Jurassic Park”, “Transformers”) es de lo mejor de la industria en todo lo que tiene que ver con efectos visuales y especiales. Y si a todo esto le sumamos unas espectaculares escenas de acción en lo relativo a lo coreográfico, al manejo del espacio escénico y a las posiciones de cámara, quedan grandes secuencias de acción con plano memorables.

En síntesis, “Aquaman” resulta ser un viaje entretenido, aunque un poco extenso y convulsionado. Un film de aventuras disfrutable que tiene sus mayores aciertos en su elenco y en todo lo relacionado con las secuencias de acción y los efectos visuales. No tanto así en lo narrativo, con un segundo acto donde pierde un poco el ritmo y con ciertos momentos que resultan desatinados en cuanto a tono, pero que finalmente recupera su sentido deleitando a los fans del mundo del comic.