Annie

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Linda huerfanita.

En esta nueva versión de Annie la historia de la niña se realza con logradas coreografías y un elenco de renombre con actores afroamericanos.

Parece que en su país natal esta película suscitó polémicas y hasta comentarios adversos por el color de la piel y del cabello de la protagonista, que del tradicional bermellón de la versión anterior pasó al negro. Estados Unidos es un país con problemas raciales mucho más graves que los nuestros y tal vez eso haya influido en la apreciación artística de este largometraje.

En la Annie de 1982, que dirigió John Huston, la niña protagonista era pelirroja, mientras que en esta que estrenó en Córdoba en 2015 es afroamericana. Es más: la actriz que la encarna ahora es Quvenzhané Wallis, una chica que se hizo famosa en Norteamérica hace relativamente poco cuando la cinta independiente Bestias del sur salvaje irrumpió en los Oscar con cuatro nominaciones. La variación en la paleta del pintor de esta remake debe obedecer más bien a razones empresariales. El matrimonio de Will Smith y Jada Pinkett produce el largometraje y como en tantos otros que pasan por la empresa que ellos tienen se nota aquí la intención de fomentar y cuidar algunos aspectos de la llamada cultura "marrón".

La nueva Annie en todo caso es multiétnica. Cameron Díaz está genial en el rol de la madrastra casi alcohólica que cría a Annie, mientras que Jamie Foxx y Rose Byrne le ponen condimento al dúo bicolor que componen. Él es un empresario exitoso que quiere subir en las encuestas para llegar a alcalde de Nueva York y ella, la secretaria que no sabe ni quiere escapar del amor platónico que siente por ese jefe.

En eso la presente Annie se parece a la añeja. La vida de la niña en el triste orfanato cambia cuando el rico se la lleva a vivir una temporada con él. El millonario la quiere para mejorar su imagen pública pero poco a poco empieza a encariñarse con ella.

Aunque la idea de cruzar política y cuentos de hadas suena perniciosa de entrada, el filme termina agradando por su halo de musical contemporáneo, por su frescura urbana (a nadie le pasará inadvertida la "casa inteligente"), por su tacto bastante medido para tocar los sentimientos y por la simpatía de la pequeña, claro está.

Dirigida por Will Gluck, en Annie los rubros técnicos sobresalen. La fotografía y el montaje tienen momentos destacados. Pero lo distinto está en las coreografías y sobre todo en la banda sonora, no solo en la parte cantada sino en los arreglos, que regala gran cantidad de sonidos de ambiente como sirenas, gritos, golpes y goteos convertidos en música, o en parte de ella.