Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Hace dos años comenzó un nuevo camino cinematográfico de magia y hechicería, cuando se estrenó “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos”, un spin off del mundo de Harry Potter. En este caso, llegó a las salas la secuela del mismo, donde sigue nuevamente las aventuras de Newt Scamander, un magizoólogo. Luego de su paso conflictivo por Estados Unidos, el Ministerio de Magia de Inglaterra no quiere darle permiso para salir del país para continuar con su investigación de animales fantásticos. Es así como será convocado por un joven Albus Dumbledore a viajar a París, con el objetivo de cuidar a Credence Barebone, un joven con un gran poder oscuro en su interior que busca su verdadera identidad y que será reclutado por el malévolo Grindelwald que recientemente escapó de la cárcel.

Desde antes de estrenarse la primera parte de “Animales Fantásticos” se supo que esta nueva historia tendría alrededor de cinco films. Mientras que la cinta antecesora sirvió como una buena introducción al nuevo mundo fantástico y a los protagonistas y antagonista, esta segunda entrega funciona como una transición a lo que vendrá. ¿Por qué? Por un lado tenemos la presentación de muchos personajes secundarios, quienes generan que la trama avance pero que no están tan profundizados. Entre ellos nos encontramos a Nagini (una mujer que recibió la maldición de convertirse en serpiente, un famoso personaje que habíamos visto en “Harry Potter”, de una manera distinta y que fue una revelación desde antes del estreno de este film), Leta Lastrange (un apellido también muy conocido en el mundo de la magia), Theseus Scamander, el hermano de Newt; Nicolas Flamel (a quien recordamos por la piedra filosofal en la primera entrega del joven mago), entre otros. A partir de nuestro conocimiento previo podemos intuir algo de la historia de aquellos personajes relacionados con “Harry Potter”, pero en la película no se abordan más que sus acciones del presente. Se intenta ahondar en algunos de ellos a partir de flashbacks para generar algún tipo de empatía con el público, pero la realidad es que no se sienten tan cercanos como sí los personajes presentados en la primera película. Es por eso que podemos creer que en el futuro tendrán mayor peso en la trama, pero por el momento no sabemos mucho más de ellos.

De todas maneras, la película nos mantiene tensos y atrapados durante las 2 horas 20 de duración, aunque recién en el tercer acto nos encontramos con la verdadera acción que involucrará a todos los personajes relevantes de la historia. Tal vez este ritmo también tenga que ver con el antagonista al que se enfrentan, ya que no es tan confrontativo como Voldemort, que iba más a los actos, sino que Grindelwalt es mucho más psicológico y manipulativo y, nuevamente, se encuentra recién en los primeros pasos de reclutamiento a sus seguidores. La guerra se siente latente pero todavía falta para que se desarrolle.

Con respecto a la esencia del film, que son los animales fantásticos, no tenemos tanta presencia de ellos como en la primera parte. Se presentan algunos pocos más, donde uno de ellos tiene realmente relevancia dentro de la historia, y vuelven otros que supieron ser los más populares y queribles, que acá funcionan para descomprimir la tensión con su comedia y ternura.

En cuanto a las actuaciones, ya habíamos visto anteriormente cuán funcional era Eddie Redmayne como Newt Scamander, plasmando esa inocencia, bondad y actitud aparatosa que le impide relacionarse completamente con los humanos (a diferencia de como lo hace con los animales) y que genera risas en varias ocasiones, pero esta vez se le suman de una manera muy correcta Johnny Depp como el villano y Jude Law, sobresaliendo como el joven Albus Dumbledore, retratando esa esencia que mezcla el misterio, el poder y la sabiduría. El resto del elenco también se encuentra muy bien.

Por otro lado, en esta oportunidad tenemos varios guiños a las películas de “Harry Potter”. Además de los personajes mencionados anteriormente, escuchamos la clásica música en varias instancias, como también vemos, sobre todo en modo de flashbacks varios elementos de este universo, apelando a la nostalgia del público. De todas formas, la cinta se vale por sí misma.

Con respecto a los recursos técnicos, no quedan más que halagos. “Animales fantásticos” es una superproducción en cuanto a los efectos especiales (la recreación del mundo mágico y la construcción de los animales). Sigue prevaleciendo el tono oscuro de la ambientación, haciendo alusión a la búsqueda de dominación total de Grindelwald.

En síntesis, si bien “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” significa una película de transición dentro de este nuevo universo, proporcionando una cinta sin tanta acción hasta su tercer acto y la presentación de una gran cantidad de personajes, con sus propias subtramas, que están un poco desaprovechados y profundizados, es una buena preparación para lo que vendrá en las próximas cintas. Una historia entretenida que se sustenta de las buenas actuaciones y actores reconocidos y una gran construcción de la ambientación y la utilización de efectos especiales. Y un final que dejará reflexionando y teorizando a todos los espectadores por su sorpresa e impacto.