Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Con una dirección poco clara y una sobreabundancia de personajes y subtramas, Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald apela más a la nostalgia por el Mundo Mágico, las conexiones con la saga Harry Potter y el cariño que le tenemos a los personajes ya desarrollados antes que contar una historia que conecte con el espectador.

La gran saga basada en las aventuras del niño mago que sobrevivió a Lord Voldemort sigue expandiendo su ya inmenso lore y universo. Rowling no se contenta con quedarse encerrada en los muros de Hogwarts y busca llevarnos a explorar el Wizarding World de la mano de el magizoólogo Newt Scamander. En la primera entrega de esta nueva saga Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016) conocimos al entrañable personaje interpretado por Eddie Redmayne, su ejército de criaturas mágicas y el mundo mágico de los Estados Unidos.

En esta nueva aventura desarrollada en Francia veremos la aparición del joven Albus Dumbledore, interpretado por Jude Law, y el mago oscuro Gellert Grindelwald tomará un rol más prominente.

Newt Scamander (Eddie Redmayne) desea continuar con su investigación sobre animales fantásticos pero el Ministerio de la Magia británico le impide salir del país después de su pequeña aventura en New York. Tras un encuentro con Albus Dumbledore (Jude Law), su ex profesor de Hogwarts le encarga viajar a París para proteger a Credence Barebone (Ezra Miller) el joven portador de un poderoso obscurial, que es codiciado por el mago tenebroso Gellert Grindelwald (Johnny Depp).

Grindelwald escapa al ser trasladado a Europa y se decide a reclutar nuevos seguidores a su causa de supremacismo mágico de cara a la guerra que se avecina. Quedará en manos de Newt, Tina Goldstein (Katherine Waterston), Theseus Scamander (Callum Turner) y Leta Lestrange (Zoë Kravitz) poner un freno a las ambiciones de Grindelwald y evitar que logre convencer a Credence de unirse a su bando.

En la práctica Los Crímenes de Grindelwald funciona como una de esas películas “de transición” dentro de una franquicia (caso Iron Man 2 o Avengers: Age of Ultron, para comparar con una que conozcan todos), films que están más preocupados en setear futuras secuelas y presentar nuevos personajes que no hacen mucho pero podrían ser importantes más adelante antes que por contar su propia historia.

Así como en el logo de esta nueva película las palabras “Animales Fantásticos” se ven más pequeñas, eso también sucede con la historia. Si nos guiamos por lo que plantea esta nueva película, la saga Animales Fantásticos ya no es la historia de Newt Scamander y sus adorables animalitos mágicos, el magizoólogo toma el asiento del acompañante y es Grindelwald quien se pone detrás del volante. La trama de la película gira en torno a él, su amenaza se siente latente aún cuando no se encuentra en la escena.

Para llamarse Los Crímenes de Grindelwald, vemos muy pocos crímenes por parte del mago oscuro. Grindelwald es otro tipo de villano, más sutil y controlado que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Prefiere mantener su figura en la sombras, utilizar su encanto y sus habilidades de persuasión para dejar a sus secuaces encargarse del trabajo sucio y cautivar a inocentes e ingenuos haciéndoles creer que su cruzada de supremacismo mágico es por una buena causa.

Todo esto tiempo de metraje dedicado al villano termina dejando en segundo plano las historias de nuestros protagonistas y los nuevos personajes introducidos en esta película. Esta sobreabundancia de subtramas manejadas a los ponchazos hace que nos cueste conectar con aquellos que no conocemos desde la película anterior. Leta Lestrange, Nagini (Claudia Kim), Nicolas Flamel (Brontis Jodorowsky), Theseus Scamander y Yusuf Kama (William Nadylam) no podrían importarnos menos ni aunque lo intentaran. Tranquilamente podrían haber desaparecido de la película y el resultado sería el mismo.

Eddie Redmayne sigue siendo tan adorable como ya lo demostró en la película anterior. Veremos una menor variedad de criaturas mágicas pero los favoritos del público (el bowtruckle Pickett y el travieso Niffler) regresan. Depp brinda una interpretación correcta en el papel del villano (sin caer en la repetición de sus gestos a la Jack Sparrow) pero la verdadera revelación es Jude Law como Albus Dumbledore. El actor parece haber estudiado al personaje en detalle y logra transmitir un aura de sabiduría, misterio y poder.

Los momentos de mayor emoción que sin duda llevarán a los fans al borde de las lágrimas son las escenas en Hogwarts donde veremos a Newt y Leta en su juventud, acompañados por la genial banda sonora de James Newton Howard. Siguiendo por el lado técnico, David Yates utiliza algunos primeros planos confusos e innecesarios en el primer acto de la película, sumado a momentos íntimos donde la cámara se mueve demasiado, distrayendo al espectador.

Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald es una película que deleitará a los fans, pero su excesiva dependencia del factor nostálgico y la enorme cantidad de subtramas mal resueltas y personajes poco atractivos pueden hacer que sea difícil de seguir por el público casual. Y la impresionante revelación final dejará sorprendido a todo el fandom.