Anida y el circo flotante

Crítica de Mariana Zabaleta - Subjetiva

Anida y el circo flotante, de Liliana Romero
Por Mariana Zabaleta -

Sobre el Rio de la Plata flota un circo, el antiguo puente transbordador duerme como un gigante en el fondo de la escena. Vemos, desde Anida, aquella colosal figura recortarse en el limpio cielo, ocultándose por momentos en la oscuridad de la noche. Melancolía inunda toda la escena, aquello perdido se promete en tierra firme. Como las piernas de la sirena una identidad que se ha prohibido es el motor sentimental de esta propuesta.

Los seres del circo han sido retratados en toda la historia del cine, el seno del cinematógrafo fueron aquellas caravanas nómades que contaban historias increíbles. ¿Quiénes eran esos pintorescos visitantes de tierras lejanas? El atractivo estaba en el secreto, aquel que como comunidad borra las huellas del pasado, tanto de los sujetos como de sus historias de vida, confinándolos a la eterna reproducción del “personaje”, aquel que deslumbra al gris público.

Anida y el circo flotante expone esta idea con conocimiento de causa. Siempre nos han dicho que las historias para niños encierran moralejas para adultos, este caso no es la excepción ya que bajo la colorida puesta de personajes y escenarios se encuentran múltiples problematizaciones. Quizás por momento este registro pese a la propuesta, que resulta lenta, aletargada por la melancolía.

Una historia de amor siempre empieza con la llegada del príncipe, caído del cielo Fígaro revoluciona la anquilosada vida del circo. El amor a primera vista, el amor prohibido, el amor como recuerdo en la imagen o como motor de la búsqueda de sí mismo. Todo ello está presentado en un dinámico despliegue de colores y texturas que componen la imagen.

La plasticidad en el movimiento, que solemos reconocer en las animaciones de los grandes estudios, se resigna para dar lugar de protagonismo al color. Coreografías de gamas dan vuelo poético a las escenas, la banda sonora como un sustrato indispensable genera atmosferas que acompañan la paleta de la puesta. Anida y el circo flotante es una constelación de texturas y luces en movimiento, un collage dinámico que da vida a personajes y escenarios entrañables.

ANIDA Y EL CIRCO FLOTANTE
Anida y el circo flotante. Argentina, 2016.
Dirección: Liliana Romero. Guión: Liliana Herrero, Martín Méndez. Intérpretes: Gabriela Bevacqua, Alejandro Parker, Nicolás Scarpino, Fabio Aste, Adrián Navarro. Fotografía: Norman Ruiz. Edición: Norman Ruiz.Distribuidora: Aura Films. Duración: 72 minutos.