Amor por sorpresa

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

De la mano de un prácticamente desconocido guionista y director Holandés se estrena Amor por sorpresa.
Una comedia romántica plagada de humor negro y situaciones tanto graciosas como incómodas, que le dan a este film un lugar diferente al del resto de las películas del género.

¿Y si existiese una empresa que puede encargarse por cuenta de sus clientes de ese engorroso proceso que puede ser el suicidio?. Jacob está cansado de vivir una vida carente de toda emoción para él, por lo cual, apenas fallecida su madre, intenta por varios medios suicidarse, pero todos sus intentos son truncados.

Finalmente Jacob se topa de forma casual con una empresa que brinda un servicio único a quien lo pueda pagar: asesinarlo para que el final de su vida llegue. Jacob contrata inmediatamente los servicios, sin saber que en la misma empresa conocerá a Anne, otro cliente que quiere terminar con su vida, y con la que finalmente comenzara a entender los intrincados sentimientos que afloran en la vida de un ser humano. Claro que ambos ya firmaron su contrato y ahora están contra reloj viviendo una historia de amor con caducidad anticipada.

Ya desde el comienzo, Amor por sorpresa deja bien en claro que el humor negro va a ser el verdadero protagonista de este relato. Ayudado por un personaje principal que logra volver convincente una expresión de piedra en su rostro, los intentos de suicidio fallidos y la imposibilidad de este multimillonario de encontrar un momento para estar solo y poder terminar con su vida, son al mismo tiempo patéticos y divertidos, muy al estilo del humor inglés, pero con la incorrección política clásica de los directores de comedia europeos. Con un argumento más bien sencillo, este director se da el gusto de poner en juego algunos valores preconcebidos en nuestra sociedad, y hacerlos drásticamente a un lado, mientras se ocupa de lo que las decisiones tomadas generan en los personajes.

Jeroen van Koningsbrugge como el insensible Jacob y Georgina Verbaan como la perdida Anne son la pareja protagónica que tiene que encarar el difícil trabajo de volver verosímil un guión siempre al borde de la exageración. La química entre ellos es más que creíble y realmente logran que uno se crea el enamoramiento en una situación tan extrema.

La historia de amor en un punto termina tomando demasiado protagonismo, y ahí el director, con una destreza admirable, pone en Jacob la carga de traer lo realmente importante nuevamente a la pantalla. Un punto aparte en la película es el genial elenco secundario, los integrantes de esa empresa misteriosa que harán lo que sea por lograr cumplir con el contrato firmado, volviéndose protagonistas de la parte de comedia física infaltable en el género.