Amigos de armas

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una historia de ascenso y caída contada con eficiente pericia.

Las historias de ascenso y caída en el mundo del crimen siempre van a tener atractivo. Es uno de los pocos moldes narrativos que se ha repetido y ha generado resultados sólidos, primordialmente porque no apelan a arreglar lo que no está roto. Grandes clásicos como Scarface o Goodfellas, o títulos más recientes como The Wolf of Wall Street se inscriben dentro de esta tradición. Si bien Amigos de Armas dista de jugar en la misma liga, tiene lo que se necesita para ser una película sólida, aparte de ser un saludable viraje de la comedia al drama para su director Todd Phillips.

Pichones de Montana:
Amigos de ArmasDavid Packouz es un masajista que no está en su mejor momento y se reencuentra en un funeral con Efraim Diveroli, su amigo de la infancia. Este último le propone a David ser su socio en la compra de armas para el Ejército Estadounidense. Aunque la metodología utilizada por Efraim por un lado es lucrativa, por el otro es bastante cuestionable legalmente. No obstante, David termina aceptando la propuesta, al descubrir que su novia está embarazada. Esto dará inicio a una serie de desventuras concretando los sendos negocios de armas y, como es de esperar en historias de esta naturaleza, la confrontación de las consecuencias que esto conlleva.

El guion de Amigos de Armas es uno sólido en su estructura y cuidadosamente separado en capítulos como si de un libro se tratara. La primera mitad tiene eficientes tintes de comedia en la línea de ¿Qué pasó ayer?, solo para que entrada la segunda mitad se convierta en un drama hecho y derecho sobre las consecuencias criminales de sus actos. Tiene uno de esos finales que se ven venir desde la legua, pero el ritmo narrativo de la película hace que valga la pena el viaje hasta ese destino, aparte de tener uno de esos desenlaces que quedan colgando en la cabeza del espectador.

Por el costado actoral, Miles Teller entrega una interpretación decente, mientras que Jonah Hill es quien acapara más la atención con el histrionismo y la oscuridad de su personaje. Por otro lado, tenemos a Bradley Cooper en una sobria interpretación como un traficante de armas.

Por el costado técnico tenemos una fotografía y un montaje decentes, apoyados por una banda sonora de cuidada selección. Todd Phillips eligió el vehículo adecuado para su transición al drama. Inicialmente trabaja las técnicas adolescentes y alocadas que le han traído espectadores en el pasado, pero una vez que se los ha ganado se anima a un flujo narrativo que denota una razonable madurez.

Conclusión:
Amigos de Armas ofrece una narración fluida e interesante de un modelo narrativo tan viejo como el tiempo mismo, pero su hábil administración de comedia en la primera mitad, y de drama en la segunda mitad, es lo que puede llegarle a interesar al público. Si sumamos a esto las actuaciones eficientes de sus protagonistas, el resultado final es una película que si bien no sorprenderá por su innovación, no decepcionará a quienes la elijan.