Amigos de armas

Crítica de Diego Papic - La Agenda

Quizás un poco a la manera de Adam McKay con La gran apuesta, Todd Phillips -responsable de la trilogía de ¿Qué pasó ayer?- se despacha ahora con su “película seria”. Aunque no es tan seria ni, sobre todo, tan ambiciosa como la película de McKay, Amigos de armas se acerca más al thriller liviano que a la comedia, y tiene puntos de contacto más con El lobo de Wall Street que con Todo un parto u otras de Phillips.

David Packouz (Miles Teller) vive con su mujer Iz (Ana de Armas) en Miami y trata de sobrevivir con diversas changas, hasta que aparece Efraim Diveroli (Jonah Hill), un amigo de la infancia que le ofrece trabajar con él en su incipiente negocio de venta de armas al ejército. Estamos en plena Guerra de Irak y Efraim encontró la manera de intermediar entre el Estado americano y los remates de armamento en otros países que fueron asolados por guerras: sólo con la internet y una línea telefónica, sin tocar siquiera una bala, viviendo de las migajas de un negocio millonario, migajas que para ellos dos son en sí mismas también millonarias.

Pero claro, las cosas se van a complicar: un poco por su inexperiencia de stoners de poca monta, otro poco por la ambición e inestabilidad desmedidas de Efraim, se verán envueltos en el tráfico de nivel profesional y todo se irá al demonio.

Amigos de armas es un ejemplo típico de película de ascenso y caída, contada con un humor que por el tema que aborda tiene algo de cínico. Ahí es donde pierde respecto de su hermana El lobo de Wall Street: es menos salvaje, menos extrema, y por eso los personajes resultan menos desagradables. Por momentos parece una buddy movie en Irak, “las locas aventuras de Jonah Hill y Miles Teller en Medio Oriente”, y si bien esto la vuelve encantadora y muy entretenida, pierde potencia dramática y nos hace olvidar que estos dos muchachos -que existen: la película está basada en un hecho real- se enriquecen gracias a la muerte.

Desde acá, de todos modos, no somos muy entusiastas de la crítica ideológica. Tampoco censuramos -aunque es para señalar- el tratamiento a las mujeres: si la aparente misoginia de El lobo de Wall Street en realidad era la representación de la misoginia de ese mundo, la misoginia de Amigos de armas está en la película y se puede ver en el personaje de la bellísima Ana de Armas. La mujer de Miles Teller es tonta e ingenua, la “anti Carmela Soprano”, varias veces engañada por su marido y no hay redención para ella.

La película “seria” de Todd Phillips es menor -incluso dentro de su propia filmografía- pero sigue siendo mejor que varios de los estrenos que nos llegan.