Amantes por un día

Crítica de Roger Koza - Con los ojos abiertos

Un colaborador de Philippe Garrel me contó que este filma todo en una sola toma, que pocas veces repite y que jamás mira por un monitor o revisa lo que acaba de rodar. Según afirmaba este viejo amigo del cineasta, Garrel filma con la totalidad de la escena en su imaginación; para él filmar es algo así como una acción de desplegar algo que ya ha sido visto potencialmente y que necesita de una materialización inmediata porque se ha decidido plasmar una visión en una película. Lo extraordinario de L’amant d’un jour es la precisión autónoma de sus planos y sus escenas.