Alma salvaje

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

“Alma Salvaje” (Wild, 2014) es una de esas películas superadoras donde el protagonista (en este caso LA protagonista) necesita dejar todo atrás, hacer borrón y cuenta nueva, y poner a prueba sus límites como un proceso inevitable para acceder a esa vida diferente que la espera al final de esta (muchas veces traumática) experiencia.
Básicamente son dos horas de ver a una persona transitar por un camino re jodido -camino metafórico y, como en este caso, también literal- de autodescubrimiento y expiación, donde no puede faltar un poquito de sufrimiento.
La nueva película del director Jean-Marc Vallée, el mismo de “Dallas Buyers Club: El Club de los Desahuciados” (Dallas Buyers Club, 2013) por la que Matthew McConaughey y Jared Leto ganaron sus respectivos Oscar, también se basa en hechos reales, más precisamente, en las memorias de Cheryl Strayed (protagonizada por Reese Witherspoon), “Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail”.
En 1995, la actual escritora decidió dejar de lado su conducta autodestructiva y bastante promiscua, en parte, producto de la temprana muerte de su mamá, Bobbi (Laura Dern), un matrimonio fallido y años de drogas y descontrol, y sin más pertenencias que una mochila cargada de suministros, se lanzó a una aventura por más de 90 días recorriendo esta ruta que atraviesa los Estados Unidos de Sur a Norte sobre la costa del Océano Pacífico. Miles de kilómetros sin un alma a la vista, pero rodeada de paisajes imponentes, peligros y un montón de frases célebres que adornan la travesía.
La historia va y viene en el tiempo, alternando la extensa caminata con un sinfín de flaskbacks mezclados sobre el pasado de Cheryl, desde su tierna infancia hasta la actualidad: un padre abusivo, el coraje de su madre para rehacer su vida y llevar a buen puerto la crianza de la joven y su hermano Leif (Keene McRae), su matrimonio, los hombres que entraron y salieron de su vida de forma casual y una larga lista de etcéteras que incluye los consejos y el hombro para llorar de su amiga Aimee (Gaby Hoffmann) que, a esta altura, se puede recibir de “compañera buena onda y comprensiva”.
Queda más que claro que la muerte de Bobbi, así como su vida, marcaron a fuego a esta joven descarrilada que ahora busca su lugar en el mundo. Las apariciones de Dern son tan esporádicas y azarosas que no se puede entender que haya recibido una nominación como Mejor Actriz de Reparto por esta película. Por el contrario, Witherspoon se carga al hombro esta historia tan pesada como la mochila que acarrea por el desierto y las montañas, pero el problema principal es creernos que esta “America's sweetheart” de treintilargos, es una jovencita desenfrenada que necesita curarse a sí misma.
El drama biográfico termina convirtiéndose en una road movie contemplativa, pero que no conmueve demasiado. Cada paso de Cheryl es un logro gigantesco, pero se nos hace complicadísimo relacionarnos y compadecernos con su historia, aunque ese no sea el punto final que persigue la protagonista.
Uno de esos tantos obstáculos en el camino de la trama es la incesante irrupción en la escena de personajes masculinos de apariencia lasciva que –sea ese su propósito o no- amagan con atacar a la pobre e indefensa muchacha, pero terminan demostrando que no todos son malas gentes en este mundo de porquería, un extraño recurso que termina por aburrir y darnos a entender que, en el fondo, todos los hombres podrían ser depravados sexuales si tuvieran la oportunidad o a Reese Witherspoon a la vista (¿?).
“Alma Salvaje” bebé un poco de “Hacia Rutas Salvajes” (Into the Wild, 2007) y “127 Horas” (127 Hours, 2010), pero falla en llegar a los extremos de la primera o la tensión y el dramatismo de la segunda. Una historia más del montón sobre los traumas y la superación de otras personas.