All inclusive

Crítica de Lucas Moreno - La Voz del Interior

El cine de los hermanos Levy desembarca con Novias Madrinas 15 Años (2011), un documental que analiza con amable ironía la venta de telas para vestidos de gala. Al año siguiente estrenan su ópera prima ficcional, extrañísimamente sobrevalorada por la crítica: Masterplan. Se trata de una comedia de esas parcas, con humor absurdo, líneas argumentales rizomáticas y una puesta de calculada chatura fotográfica, adicta al plano frontal americano. Una maqueta deforme del cine de Martín Rejtman.

Luego los Levy vuelven al documental con Cosano: La vida secreta de un vestido (2014), suerte de secuela conceptual de Novias Madrinas 15 Años, esta vez tomando como objeto de análisis al modisto Claudio Cosano bajo dosis justas de curiosidad y caricatura.

Que el documental les cuadra mejor se comprueba con esta última película, All Inclusive, una indecisa comedia romántica que no sabe si atenerse a las reglas del género o subvertirlas. Este mareo es evidente cuando un guión de aspiración popular se filma con planos sostenidos que traban la motricidad del montaje. El resultado sugiere pobreza de producción más que criterio estético, una austeridad que conspira con la chispa necesaria para poner a tono al espectador. Y así el relato, por más que se encamine, luce lánguido y desabrido.

Tal es la fisura entre género y forma que dos actores carismáticos como Alan Sabbagh y Julieta Zylberberg parecen rehenes de los encuadres. Aquí encarnan a una pareja que pese a amarse, sienten una desconexión. Por el malentendido de rigor, terminan en un all inclusive de Brasil. Es esta la peor parte del relato: una acumulación chabacana de gags separadas por tomas en drone sin otro eje que la pica entre la idiosincrasia argentina y brasileña. Mike Amigorena como el dueño del complejo hace lo que puede y en sus buenas intensiones debería radicar el perdón por componer a un personaje tan burdo.

Recién sobre el último tramo de película asoma una propuesta distinta que repiensa las lógicas de pareja y familia. ¿Pero qué sentido tuvo aguardar 70 minutos desastrosos por 20 más o menos atractivos?