Battle Angel: La última guerrera

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es capaz de cortar al medio una gota de lágrima. Tamaña precisión confronta con su aspecto físico, ya que Alita parece diminuta, pero tiene una fuerza y una movilidad para el combate únicas.

Battle Angel es la adaptación del manga japonés Gunnm, de Yukito Kishiro, que James Cameron soñaba con dirigir desde antes de estrenar Titanic o Avatar. En los créditos está como coproductor y coguionista.

Dirigida por Robert Rodríguez, es una película posapocalíptica, un filme de acción cyberpunk que transcurre en el siglo XXVI y en el que conjugan desde Blade Runner hasta Rollerball, tamizados por Metropolis y hasta Pinocho. ¿Ambicioso? Claro: es una producción de James Cameron.

Alita no siempre fue Alita, hasta que la encontró el Dr. Dyson Ido (Christoph Waltz), un médico y técnico que realiza prótesis y repara a los cyborgs que viven en la Ciudad de Hierro. Ido halla el rostro y la espina dorsal de este cyborg en un basural de chatarra, y la reconstruye con parte del cuerpo con que ansiaba recuperar a su hija (Alita) paralítica. Así que la llama Alita, y Alita ha perdido la conciencia de quién fue, pero parece que fue una guerrera, que hace 300 años combatió en pos de alcanzar otra ciudad, Zalem, que está por encima de Hierro.

Por supuesto que en la ciudad de abajo imperan el caos, la maldad, la violencia y el juego Motorball: cybers corriendo tras una pelota de acero, no en equipos sino luchando a hierro partido unos contra otros, y cuyo campeón podría ascender allí donde todos quieren estar.

Alita es como un arma poderosísima, pero su amnesia -que es pasajera, porque cada tanto tiene como unos flashbacks sobre cómo era-, y que utiliza conocimientos de combate panzer kunst (qué será, nunca se aclara).

Battle Angel es también una historia de amor entre este androide y un muchacho humano (Keean Johnson), tanto como para que no todo sea golpes, volteretas en el aire, desmembramientos de brazos de metal y así. La película luce brillante en todo sentido. La fotografía de Bill Pope es deslumbrante, no sólo en los tramos en que la oscuridad se ilumina por haces que impresionan, y sí, los efectos de Weta Digital, la compañía neozelandesa, dejan con la boca abierta.

Rodriguez sabe ponerse “serio” en el sentido de que Battle Angel no es una comedia ni una parodia, ámbitos en los que el realizador de Machete ha sabido moverse muy bien. El codirector de Sin City ha tenido como nunca un presupuesto enorme (US$ 170 millones) que no se ha (o no le han ) permitido exabruptos.

Angel Battle tiene, cómo no, una protagonista femenina, por lo que planea como los vientos que corren. Y tiene ese mix entre film clase B, ciencia ficción e historia romántica, y de amor padre a hija, las innovaciones técnicas hacen que lo que se vea parezca increíble, pero real. Tiene todo para ser un éxito.

Obvio que Alita está realizada con captura de movimiento. Rosa Salazar se prestó a ello, y Alita que tiene esos ojos enormes al estilo manga, y habita un espacio que pinta occidental y que ha sido blanquizado, producto de no pocas críticas de los fanáticos.