Battle Angel: La última guerrera

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

La película de ciencia ficción que inicia la temporada 2019 es este filme inspirado en una historieta japonesa (manga) de nombre "Gunnum", adaptada a partir de cuatro de los libros de Yukito Kishiro. La historia es una aventura tradicional que se entronca con la de "Pinocho", de Carlo Collodi. Su protagonista es una heroína cyborg que un científico, el doctor Ido (Christophe Waltz), encuentra en un basural (primero será una cabeza) y luego va armándola en base a otros elemento. 
El universo sobreviviente después de guerras galácticas es parecido al de la película "Mad Max", se llama Iron City y todos los que habitan el lugar están formados por alguna pieza mecánica que los convierte en seres diferentes.

El filme tiene una protagonista que ha sido creada en base a efectos especiales y su interpretación se logra gracias al sistema de captura en pantalla. La historia fue ya tomada como proyecto en los "90 por el creador de "Avatar", James Cameron, por sugerencia de Guillermo de Toro, pero el exceso de trabajo de Cameron postergó su creación. Al final, Robert Rodríguez ("El mariachi", "Sin City") tomó la dirección.

EMOCIONALIDAD
"Battle Angel..." no sale de las tradicionales aventuras cyborg (seres mejorados biotecnológicamente) y se ambienta en 2563, con pintorescos personajes, "los cazadores de recompensas" y el amplio ámbito de la ciudad convertida en mercado persa donde la venta de ""repuestos tecnobiológicos" desata una feroz batalla.

Lo que distingue a "Battle Angel. La última guerrera" de cientos de narraciones similares es la emocionalidad de la protagonista, convertida en una heroína casi humana, con gran capacidad para manejarse en el mundo de la lucha con variados enemigos y multiplicidad de armas.

Es que la característica de este cyborg es justamente su conocimiento y manejo de las armas y la estrategia de la lucha. Que Alita ignora su pasado y trata de descubrirlo, que se apoya en Hugo (Keehan Johnson), un partenaire poco expresivo que la acompaña en el conocimiento de mundos y personajes distintos en espacios ocultos de la ciudad, es otra historia.

El filme, flojo en cuanto al argumento pero rico en efectos especiales, centra toda su atención en Rosa Salazar, su singular protagonista de origen peruano, con su atractiva personalidad y sus ojos animé. En el impecable desarrollo técnico del largometraje y en estos seres y sus luchas se centran los 200 millones de dólares del presupuesto de la película.

En cuanto a la clásica mano de Robert Rodríguez, no se aprecia demasiado. Eso sí, la inclusión del Motorball, el deporte de los gladiadores, que centraliza los muy buenos momentos de la acción, es uno de los destacados de la película, junto con su administrador, el ya popular Mahershala Ali, en el papel de Vector.