Alguien más en quien confiar

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Siguiendo la historia de la mítica banda El Reloj, "Alguien más en quien confiar" de Matías Lojo y Gabriel Patrono, repasa de forma entrañable gran parte de los mejores años de nuestra música under. El llamado documental musical ha hecho escuela descubriendo las mejores historias detrás de lo que se esconde en los escenarios.
Con una mirada más ajena o más personalista, permite visualizar a la persona detrás del músico. "Alguien más en quien confiar", además, le suma a estas características ampliar su mirada hacia un repaso histórico sobre un buen pedazo de la historia del rock. Reveer los años que fueron y que difícilmente vuelvan a ser como aquellos.
El reloj fue una banda rosarina de rock pesado, formada y liderada en 1971 por el bajista Eduardo Frezza y el guitarrista Fernando Gardi, Willy. Con fuertes influencias de rock sinfónico, su mito dentro del ambiente es inmenso; considerándose pioneros del hard rock y hasta de la inclusión del heavy metal posteriormente.
Lamentablemente, esta movida under no trascendió a las grandes masas; por lo cual el reloj no logró alcanzar una popularidad masiva por fuera del cerco del habitué clásico.
En este sentido, "Alguien más en quien confiar" (título de una de sus canciones más conocidas), logra traspasar esa barrera, y permite no ser sólo un homenaje para entendidos, sino un modo de descubrimiento a los tardíamente llegados. No es fácil captar el interés en un documental musical de un posible espectador que desconozca la historia y hasta el nombre de la banda homenajeada.
"Alguien más en quien confiar" lo logra, mediante recursos narrativos válidos y hasta novedosos. La historia de El reloj parece bastante particular, sin embargo, es probable que en muchas otras bandas se repitan varias características. Es una historia de idas y vueltas, de subidas y caídas, de finales, regresos, y nuevos comienzos; de alegrías y muchas tragedias, ¿por qué no? es una historia de superación.
Por lo menos eso es lo que nos transmiten el dúo de realizadores.
Matías Lojo es conocido por ser uno de los directores junto a Pablo Marini, de esos hermosos homenajes a los ’80 como 2 Locos en Mar del Plata y Masacre Marcial IVX.
Gabriel Patrono tiene en su haber "Blues de los plomos", bellísima carta de amor a la trastienda del rock. No podría existir mejor unión para esta "Alguien más en quien confiar". El documental se mira con nostalgia y respeto; un total conocimiento sobre la temática que están abordando, y sin duda alguna, pasión sobre lo que hacen.
Más allá de las correcciones técnicas que le permiten un lenguaje visual muy llamativo y dinámico, como una línea de tiempo real; en Alguien más en quién confiar lo que se palpa es la pasión en el armado del material.
No hay ni intenta tener una mirada fría, distante y objetiva, sus realizadores están convencidos de estar hablando de una de las bandas más grandes del rock autóctono; una que se merece un debido homenaje a su altura, y así terminan convenciendo al espectador. Con un material de archivo riquísimo, el traspaso nunca decae, permanentemente captura la atención.
El reloj pasó por diferentes etapas y formaciones. Lejos está de haber sido un camino sembrado de rosas sin espinas. En cada uno de sus intentos de regreso, la banda fue mutando, quizás intentando recuperar un tiempo, una historia, una mítica, que será difícil recuperar tal como fue.
Es en esa mirada desde la posmodernidad, expuesta por los mismos entrevistados, que "Alguien más en quien confiar" crece y expande las fronteras de la banda citada. Habla de otras cuestiones, y nos puede llevar a alguna reflexión.
Realizada desde el cariño y el respeto, con una lograda edición de archivo y entrevistas, sumado a una lectura visual potente, esta cinta de Matías Lojo y Gabriel Patrono es mucho más de lo que se muestra, y permite más de una lectura sobre una banda que sí, merecía tamaño homenaje.