Alanis

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

La calle es su lugar

Fiel a su mirada sobre la intimidad en el universo femenino, el quinto opus de Anahí Berneri transita por el mundo de la prostitución como medio de vida y en este caso enfocado en la cotidianeidad de una joven, madre soltera que intenta ganarse la vida a través de su cuerpo y la pequeña ambición de contar con un techo y comida diarios.

Alanís, sólida interpretación de Sofía Gala Castiglione, se queda desprotegida tras una intervención de la policía en el depto que alquila a un tercero y que utiliza para trabajar. Su hijo de un año y medio, Dante, llora, pide teta, y no entiende a qué se debe tanto griterío y alboroto en el pasillo del edificio. Y a partir de ahí, el derrotero de la supervivencia: dormir en un colchón prestado, búsqueda desesperada de clientes, recuperar los objetos allanados y un largo interrogante mezclado de incerteza, resentimiento y angustia por la situación injusta que le toca atravesar.

La intensidad del relato se apoya en dos pilares fundamentales y que la directora de Encarnación logra usufructuar a favor de su intención de sumergirse en la psicología, emocionalidad y capacidad de adaptación de la protagonista, además de sumarle el lapso mínimo de tiempo en el que transcurre la historia.

Gracias a la dirección, Sofía Gala Castiglione se carga a las espaldas la película y logra sin artificios o trucos transmitir los avatares de Alanís y sus pequeñas estrategias de supervivencia. Ya sea en la calle o puertas adentro.

Desde la puesta en escena y una cuidada composición del cuadro, Anahí Berneri logra por momentos un universo propio, atractivo desde el punto de vista visual y visceral, pese a la interesante distancia en que la cámara capta esa intimidad. Tal vez la escena más lograda y la que mejor sintetice la propuesta cinematográfica sea la de un albergue transitorio, con anti clímax incluído y en la que Sofía Gala saca a relucir sus dotes para la actuación dramática con presencia y naturalidad.

A no equivocarse, Alanís no aborda exclusivamente el tema de la trata, tampoco se queda con la violencia de género, sino que traspasa esas temáticas para hacer de lo micro un reflejo contundente de lo macro, y de lo urgente una realidad per se más que una conjetura o especulación intelectual.