Aladdín

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Sin dudas nos encontramos en plena época de las remakes live-action de Disney, cuyo objetivo es volver a traer las historias animadas más exitosas de la compañía para atrapar a los nostálgicos y cautivar a las nuevas generaciones. A principio de año tuvimos el estreno de “Dumbo”, la cual no tuvo muy buena recepción por parte de la crítica y el público, ahora es el turno de “Aladdín” y en julio llegará “El Rey León”.

“Aladdín” llegó a la pantalla grande por primera vez en 1992, otorgándonos una historia animada musical basada en el cuento homónimo de “Las Mil y Una Noches” centrada en Aladdín, un joven de bajos recursos que se las rebusca para poder sobrevivir con su mono Abu. Un día conoce a Jasmine, la princesa que se escapó del palacio, y se enamoran, pero ella solo puede casarse con un príncipe. Es así como cuando obtiene una lámpara mágica, obligado por Jafar, el visir del sultán, Aladdín pide el deseo de convertirse en un príncipe para poder cumplir con su objetivo.

Si bien existía un temor mundial ante la llegada de este nuevo film live-action, que se generó a partir de las imágenes y tráilers durante su promoción, “Aladdín” consigue superar las expectativas que podíamos tener, debido a que logra mantener la esencia de la historia original y de sus personajes, pero a la vez nos ofrece un elenco que cumple con su tarea, nos divierte y emociona.

Para aquellos que tienen presente la versión de 1992, se darán cuenta que si bien se repite la misma trama copiando algunos bailes o ciertos instantes importantes dentro de la historia, ésta no es idéntica a la animada. Esto se debe, también, a que acá nos encontramos con una cinta bastante más larga, decisión que podría haber perjudicado al argumento, pero en este caso no se siente estirado o con escenas de relleno, sino que la historia es armónica, con algunos momentos nuevos incorporados y otros conocidos que se terminan de desarrollar aún más. Ejemplo de ello es la mayor profundidad que se le otorga a Jasmine, una de las modificaciones mejor logradas. Si bien el personaje original se mostraba rebelde y que cuestionaba los mandatos sociales, ya que no se quería casar con un príncipe cualquiera solo por tradición y buscaba continuamente su libertad, en esta oportunidad se hace mayor hincapié en estas cuestiones. Incluso se incorpora una canción original propia muy poderosa, fuerza que se ve plasmada no solo en la letra sino también en la interpretación de la actriz Naomi Scott que nos provoca emoción, la cual habla sobre este empoderamiento femenino que transita la joven.

Siguiendo con los personajes, podemos decir que mientras que el de Jasmine está más elaborado, el de Jafar como villano se encuentra un poco más desdibujado que en la versión animada, no se lo siente tan poderoso o temible; no tiene tanto peso como antagonista como pasa en la original. Tal vez tenga que ver con su confección desde el guion o directamente recaiga en la interpretación de su actor Marwan Kenzari que no puede transmitir el alma del personaje. Tampoco Iago, su loro, consigue plasmar la esencia de su par animado, volviéndose menos gracioso y efectivo. Pero el mayor de los temores venía de la mano de la recreación del Genio, papel que supo hacer maravillosamente bien Robin Williams, y cuya interpretación vocal quedó para la historia, y que ahora este desafío se encuentra en manos de Will Smith. El actor realiza una buena labor a la hora de componer este personaje, otorgándonos los momentos más divertidos del film. Se lo siente natural y divertido, aunque por momentos el CGI no termina de convencer del todo. Por su parte, Aladdín está muy bien caracterizado por Mena Massoud, recreando el espíritu del protagonista, quien junto con Naomi Scott tienen muy buena química en pantalla.

Nuevamente tenemos a Alan Menken como el encargado de la banda sonora de la película, que mantiene las mismas canciones del film original, con la incorporación de, como mencionamos, del tema de Jasmine. Tienen el mismo efecto y brindan la misma emoción que la versión animada. Las coreografías también están bien implementadas, con gran despliegue de producción sobre todo en aquellas que integran al Genio, la magia está bien plasmada.

Con respecto a la ambientación, la misma también está bien lograda, recreando aquel universo de Agrabah, donde predominan los colores vivos, como también el CGI de los animales, los cuales se ven bastante reales. Podemos destacar el vestuario bien característico del mundo árabe, con estampados y bordados despampanantes.

En síntesis, “Aladdín” termina siendo mucho mejor de lo que esperábamos. No solo mantiene la esencia del film original, con buenas canciones y coreografías, sino que mejora algunos aspectos como la profundización del personaje de Jasmine, con una excelente interpretación de Naomi Scott. Sin embargo, algunas cuestiones son superadas por la versión animada, como la composición de Jafar, acá un poco menos efectivo, y la caracterización visual del Genio, que de todas maneras Will Smith hace una labor correcta al mantener su espíritu cómico.