Adopción

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Pretenciosa película sobre la adopción

El director David Lipszyc y un tema sensible

Al tratar un tema como la adopción, tan sensible como susceptible de caer en el golpe bajo, el director y guionista David Lipszyc corrió un riesgo. Al encarar su película como un falso de documental, basado en una historia real, corrió otro. Al mezclar el caso de familia homoparental con las trágicas apropiaciones de chicos durante la dictadura militar, el realizador aumentó tanto la apuesta artística que terminó por construir un film confuso, cuyo bien intencionado contenido se pierde en desconcertantes elecciones de guión y edición.

El relato comienza con unas confusas imágenes de los supuestos recuerdos de un niño. Gritos, llantos y un coche huyendo a la carrera sugieren más de lo que explican. Las explicaciones llegarán cuando la historia se ubique en el "presente" para mostrar a un padre y un hijo compartiendo un mate y hablando frente a cámara de su relación. Las miradas expresivas y cariñosas que comparten Juan (Ignacio Monná) y Ricardo (Ricardo González) quedarán aplastadas por unos textos más bien forzados en los que uno y otro contarán como llegaron a ser una familia.

Del orfanato dónde vivía el chico de ocho años que Ricardo decidió adoptar a pesar de la desconfianza que su soltería generaba en el ámbito social y la necesidad de ocultar su homosexualidad y a su pareja, la película salta sin demasiada lógica dramática ni de estilo por diferentes etapas de la vida de Juan. Como separadores entre un segmento y otro aparecen juegos infantiles, muñequitos playmobil que por momentos representan, de manera bastante rudimentaria, a Juan, Ricardo y su pareja José.

Los mejores pasajes de Adopción son aquellos que se centran en el establecimiento del lazo entre un niño conflictuado y su nuevo padre, claro que esas escenas pronto dejan lugar a desordenadas menciones a la historia argentina reciente. Tanto la Guerra de Malvinas como la represión y la desaparición de personas son usadas como marco para hablar de cuestiones más íntimas que, aunque estén basadas en situaciones verdaderas, son muy poco verosímiles.