Adopción

Crítica de Diego Lerer - Clarín

El documental, otra ficción

David Lipszyc cuenta, en formato de "falso documental", la historia de un chico adoptado por una pareja gay en la Dictadura.

Bastante curioso e intrigante este experimento llamado Adopción. En principio, para el espectador distraído, puede parecer un documental que mezcla entrevistas con películas caseras filmadas en Super 8. El tema, de por sí, agrega otra dimensión interesante: el caso que cuenta es el de un hombre gay que adoptó un chico en la época de la dictadura militar sin saber si era o no (sin preguntarse en el momento siquiera) hijo de desaparecidos.

Pero de a poco se nota que algo raro pasa en la película. Los entrevistados (padre e hijo) suenan algo ensayaditos en sus palabras, como si sus modulaciones y expresiones fueran guionadas y no capturadas directamente por la cámara y el realizador. Y las películas caseras parecen haber registrado todo lo que los personajes hablan y lo que hicieron, con una obsesión propia del director/protagonista de Tarnation. ¿No será mucho?

Lo que pronto queda en claro es que estamos ante un falso documental. Los protagonistas son actores y las películas caseras fueron filmadas "como si" fueran tales. La historia que se cuenta, sí, es real, pero acaso porque el realizador no pudo contar con la presencia de los verdaderos protagonistas y porque no quería hacer una previsible ficción sobre el tema, decidió usar este particular formato. Que intriga, que se presta a cuestionamientos éticos (especialmente por el tema que trata, esto no es Spinal Tap), pero que hacen a Adopción una película original, aunque por momentos también fallida.

Los actores cuentan a cámara la historia de una adopción muy particular en un momento explosivo de la Argentina, y las películas caseras y el material de animación (con algo de Los rubios, de Albertina Carri) van completando los baches de la trama. Así sabremos lo que pasó con ese padre, con ese hijo, con la aparición de la pareja del padre, con la reacción del hijo y, finalmente, con el descubrimiento de quienes fueron sus verdaderos progenitores y qué pasó.

David Lipszyc (La Rosales, El astillero) demuestra inquietud e ideas para salir de una parada difícil con recursos acaso debatibles, pero sin duda originales.