Adiós entusiasmo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Opera prima del colombiana Vladimir Durán, "Adios entusiasmo" fue presentada en la prestigiosa sección Forum de la Berlinale hace poco tiemo. Ese reconocimento profesional denota la calidad del trabajo, ya a los pocos minutos de proyección.
Además, fue ganador de la competencia "Vanguardia y Género" en el pasado BAFICI. Durán va a hablarnos de una familia. Y del encierro. Sin dejar de descuidar los mundos internos de los protagonistas, por supuesto.
"Adios entusiasmo" es una película sobre qué sucede cuando tenemos que crecer, desde un espacio tabicado. Con límites. Hasta que punto uno puede desarrollar estrategias para sobrevivir, imaginando cómo es el mundo real, con el que uno no tiene contacto.
Durán preserva la razón de este confinamiento y descansa su materialización, en las órdenes que imparte Margarita (la voz de Rosario Bléfari), quien aquejada por un tema aparentemente de salud, decide un confinamiento completo para sus hijos.
Así es que viven todos juntos, aislados de lo que sucede fuera, y vinculandose sin casi intimidad, explorando sus emociones y tratando de ser felices, con lo que hay. Todo esto hasta que se arma el festejo de un cumpleaños y en él, comienzan a surgir los reproches por el modo de vida que desarrollan.
Allí aparecerá una tía jugada por Verónica Llinás, que se las trae). De hecho, incluso cómo arman el lugar para prepararlo es una muestra del estado de delirio en el que viven. No hay una amenaza química en el afuera, pero ellos siguen todos, guardados.
Los hermanos (brillantes Laila Maltz, Mariel Fernandez, Martina Juncadella con un párarfo especial para el Alex que compone Camilo Castiglione), no renuncian a su vida. Generan movimiento. Olas. No renuncian a expresarse. Tampoco al amor. La cuestión es disfrutar de esa visión y entender ese puente invisible entre el mundo adulto, que establece regulaciones y prohibiciones, y la energía de los jóvenes y niños, que busca canales para expresarse.
"Adios entusiasmo" es una realización inteligente, medida, que explota el carisma de Castiglione y que sorprende por la madurez de su perspectiva. No deja de formar parte del cine "indie" que no es el que naturalmente arraiga en nuestro público local pero aún así es una película atrayente, de alguna particular manera.
Sus rubros técnicos son ajustados (el sonido me encantó) y la naturalidad con la que se desplazan los protagonistas es destacable. El guión de Durán y Sacha Amaral ofrece todos los matices para que sus personajes nutran la trama vincular de manera orgánica. Y sucede.
Un enorme debut y un film acorde a la celebración que es volver a tener cine, en nuestra amada sala Leopoldo Lugones. Todos los días (excepto los miércoles), a las 21:30 y hasta el 31 de marzo.