Abattoir: recolector de pecados

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Abattoir: recolector de pecados, un terror que produce tedio

Una periodista de investigación, un ex novio detective. Estética como de cine negro, pero no les sale: ni los gestos ni la gracia a los actores ni la mirada al director. Para peor, la enredadera de la trama pasa porque a ella le matan a la hermana y su familia, y de la casa se llevan -vaya a saber cómo- la habitación del crimen. Resulta que las habitaciones de distintos crímenes son juntadas en una megacasa en la que se genera una cosa de terror con las almas en pena, en un pueblo macabro. Todo esto para unos asuntos que se van explicando mientras los recursos de puesta en escena nos dicen que estamos ante otra película de terror de las irrelevantes. Una más. Y ante una hora y media menos para dedicar a otros asuntos.