4x4

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

En su primera película en solitario luego de haber dirigido con Gastón Duprat (aquí coguionista y productor) títulos como El hombre de al lado y El ciudadano ilustre, Mariano Cohn concreta un film que intenta sintonizar con varios aspectos controvertidos del debate público: las crecientes diferencias de clase, la venganza y justicia por mano propia, la explotación sensacionalista de la problemática de la inseguridad y la estigmatización del delincuente en un contexto de creciente descomposición social. El resultado es un film que por momentos puede ser irritante para un público de determinado perfil ideológico y siempre incómodo porque ofrece más preguntas que respuestas.

Es probable, entonces, que la aprobación o no de 4x4 esté contaminada por la perspectiva que cada espectador tenga respecto de cuestiones como el “ojo por ojo”, pero de lo que no hay dudas es que en el terreno estrictamente cinematográfico Cohn da un importante salto cualitativo, ya que a nivel de puesta en escena sale más que airoso de un verdadero tour de force, como es el desafío mayúsculo de sostener la tensión y el interés con la narración concentrada durante la primera mitad dentro del habitáculo cerrado e inmóvil de una camioneta.

El protagonista de 4x4 es Ciro (Peter Lanzani), un ladrón que pretende robar en pocos segundos el equipo de audio de una camioneta de lujo. Sin embargo, cuando intenta abrir la puerta para huir, se da cuenta de que ha quedado encerrado. Y no solo los accesos están trabados: la 4x4 del título también está blindada (para colmo cuando dispara su pistola la bala rebota y termina hiriéndose la pierna), insonorizada y con los vidrios polarizados como para no llamar la atención desde el exterior. El dueño del vehículo -que lo maneja como quiere a distancia- resulta ser el doctor Enrique Ferrari (Dady Brieva), quien tras sufrir con su familia 28 robos pretende darle una lección al intruso.

Ese es el planteo inicial de un film que en su primera mitad es casi un unipersonal de Lanzani (las comunicaciones entre Ciro y Ferrari son solo telefónicas), quien está muy convincente en un papel que le exige sobre todo un despliegue gestual y corporal para exponer su progresiva degradación física y psíquica, ya que los diálogos son contados. Y, si bien su personaje se desdibuja un poco sobre la parte final cuando se prioriza un duelo entre Ferrari y un veterano negociador de la policía interpretado por Luis Brandoni, Lanzani se consolida luego de El clan y Un gallo para Esculapio como uno de los actores más dúctiles de su generación.