27: El club de los malditos

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

27: El club de los malditos.
Cuando hablamos de teorías conspiratorias en el cine, jamás imaginamos que podría surgir una como esta, una que en manos del genial director Nicanor Loreti es realmente intrigante y, por lo menos, desopilante.
La idea parte de las celebres muertes de músicos a la temprana edad de 27 años, no cualquier estrella, hablamos de leyendas del medio como Jim Morrison, Sid Vicious o Amy Winehouse por nombrar algunos, aunque él no ahorra y propone otros. Por eso lo de “El club de los malditos”, porque según un loco todo es una conspiración y ellos realmente habría sido asesinados.
Leandro De La Torre, conocido cantante punk sale disparado por una ventana e impacta sobre el techo de un auto. En la calle Paula, fan del vocalista, filma la secuencia, convirtiéndose en la única testigo capaz de develar el misterio de la muerte, no solo del joven, sino que de todos los que han pasado por la misma tragedia. Será entonces el desastre andante que es el detective Martín Lombardo quien no solo proteja a la joven, también descubra el secreto entramado.
Nicanor Loreti y el genial Alex Cox (Repo Man – 1984) son quienes pergeñaron esta aventura que cruza varios géneros, veamos; thriller conspirativo, ciencia ficción y una suerte de comedia policial al estilo Buddy movie, aunque y por sobre todo, con el toque Loreti. Ya, quienes seguimos su filmografía, conocemos cuales son los puntos en los que hará gala de su ingenio, como lo hiciera en una de sus mejores propuestas como fue Diablo (2011) y la celebrada Kryptonita (2015); anti-héroes, descastados y marginales que al enfrentar un complejo drama sacan lo mejor de sí y que para sorpresa de todos, suele ser superior a lo imaginado. Es su mejor basa, seamos honestos, sus personajes son una delicia de abandono, sinsentido e irrupción de lo establecido. Como lo es el oficial Lombardo, un brillante Diego Capusotto que carga con toda una suerte de contradicciones, borracho, pendenciero y poco lucido que logra llevar adelante el caso gracias a la perseverancia y su idea, algo retorcida, de justicia.
Aunque si somos rigurosos puede que tenga algunos altibajos, sobre todo en el desarrollo de la historia y en la preponderancia del actor Caposutto por sobre otros de los que podríamos haber obtenido más, como es el caso de Yayo Guridi, Daniel Aráoz, un enigmatico personaje del mundo musical, o la misma Sofía Gala Castiglione, actriz capaz de largar un eterno soliloquio sobre constelaciones y lunas con una naturalidad acojonante. Más allá de eso la película propone un desquiciado juego sobre una historia que a mas de uno debe haber intrigado y que lo hace de manera ágil, cuidada y por sobre todo en un tono de comedia que no pierde frente a la acción desatada cuando todo se desmadra.
Prepararlos para lo que visionaran con una reseña es imposible, porque el director propone todo el tiempo una simbiosis de géneros capaz de sorprender; leyendas de la música asesinados capaces de regresar por la intervención de un científico loco, un Frankenstein high–tech con acento cordobés con un thriller protagonizado por perdedores. Nada está exento de surgir en el momento menos esperado, eso hace del film una interesante propuesta y que, aplaudimos, lo hace con un coraje a prueba de todo.