12 horas para sobrevivir

Crítica de Leonardo González - Río Negro

¿Qué pasaría si hubiera 12 horas para matar sin consecuencias?

James DeMonaco es un guionista y director que empezó su carrera en la década del noventa.

Su primer reconocimiento le llegó cuando escribió la remake Masacre en la Cárcel 13 (Assault on Precinct 13, 2005), en donde entabló una buena relación con Ethan Hawke. De hecho, el actor participó de su debut detrás de cámaras en el film El Estado de la Mafia (Staten Island, 2009).

El año pasado ambos se volvieron a juntar para realizar una película pequeña que tuvo mucho éxito debido a su originalidad: La Noche de la Expiación (The Purge, 2013).

El largometraje trata sobre un Estados Unidos del año 2022 en donde el país "renació".

¿Cómo? Los Nuevos Padres Fundadores bajaron los índices de criminalidad y desempleo instalando el día de la purga.

Desde las 19 Hs. del 21 de marzo hasta las 7 de la mañana del 22 toda actividad criminal (robo, asesinatos, violaciones, lo que se les ocurra) es legal y no se castiga. Durante ese período los ciudadanos pueden ir a descargar su ira o blindarse en sus casas.

El filme se centra en una familia que le da asilo a un extraño que es buscado por un grupo de niños ricos para matarlo, y al no entregárselo son atacados también. La familia deberá decidir si se defienden durante esas 12 horas o lo entregan y se convierten en los monstruos de los que se esconden.

En esta secuela, DeMonaco deja la atmósfera asfixiante y claustrofóbica de una casa en los suburbios y traslada la acción a las calles céntricas de la ciudad para mostrarnos la locura total que se genera en ese día.

El filme, situado un año después, sigue a cinco personajes: por un lado está el sargento de policía Leo Barnes (Frank Grillo), un hombre desesperado y sin nada que perder, que decide aventurarse a las calles para acabar con la vida del hombre que mató a su hijo en un accidente de tránsito y está libre por un tecnicismo. Por otro tenemos a Eva (Carmen Ejogo) y Cali (Zoë Soul), madre e hija que viven en un barrio de mala muerte y son sacadas a la fuerza de su departamento por un extraño grupo comando. Por último están Shane (Zach Gilford) y Liz (Kiele Sanchez), una pareja que está a punto de divorciarse y que quedan varados con su auto en la calle minutos antes de que comience la expiación.

Todos ellos se encontrarán y se unirán en un grupo para sobrevivir como sea a todos los peligros que se les presenten.

Hay que reconocerle a DeMonaco que es un tipo muy inteligente. El realizador sabía que para esta segunda parte no contaba con la frescura y espontaneidad que la había dado la trama de la primera.

¿Qué hizo? Decidió ir más allá. En La Noche de la Expiación hacía una crítica a la sociedad, en donde mostraba cómo la gente rica contaba con los recursos para protegerse a diferencia de las clases menos agraciadas.

Acá, de una manera más anárquica, se centra en cómo los estadounidenses ven a la violencia. Lo favorece el cambiar de escenario y mostrar qué es lo que pasa en las calles y abrir un abanico de situaciones extremas. Hay también varios tópicos interesantes, como por ejemplo qué es lo que busca el Gobierno con ese día. O también qué hacen los pobres para beneficiarse de la purga, o la idea de que hay una semilla revolucionara que quiere acabar con el sistema.

El reparto no tiene grandes nombres pero pongan el ojo en Frank Grillo, un actor que está a un paso de saltar a otra liga.

Con esta película tienen una buena oportunidad para aprovechar y preguntarse qué harían ustedes en un día así: ¿serían violentos o se encerrarían a esperar? Expíen sus deseos tranquilos.