La intensidad de la violencia Este es un filme con resultado discutible, que contó con un buen presupuesto, en el que se incluye una extrema violencia, pero al que le faltan ciertos elementos que la hubieran transformado en una destacada película de gángsters como las conocidas "Los Intocables", o "La dalia negra", las dos dirigidas por Brian De Palma. La acción está ambientada en Los Angeles, a fines de la década de 1940. El mundo del hampa ha asumido un control que la policía del Estado trata de enfrentar. Ahora es un representante de la mafia judía él que está desplazando a la mafia italiana en la "jefatura" del crimen. La violencia asume características especiales y Mickey Cohen (Sean Penn), "el pequeño boxeador de Brooklyn", requiere un grupo especial para acabar con sus negocios de la droga, el juego y la prostitución. Un grupo de élite se forma a pedido de William Parker (Nick Nolte), jefe del Departamento de Policía, de Los Angeles, con el sargento John O"Mara (Josh Brolin) al frente y una serie de individuos que aceptan compartir el desafío. La condición es que luego del éxito, nadie tiene que saber de su existencia. Serán seres anónimos reunidos con un objetivo común. Epoca de los Al Capone, el mismo Mickey Cohen llegará a negociar con el hermano del capo mafia, mientras "el escuadrón de la muerte" trata de anular sus jugadas. DETALLE ROMANTICO La película de Ruben Fleischer se mueve en una medianía general a pesar del excelente equipo actoral y el cuidado diseño de producción. El mismo Sean Penn en un personaje aparentemente servido, da una versión casi al borde del estereotipo del violento Cohen. Hay un diseño de producción de primera línea, diálogos lineales y ciertas figuras que no alcanzan el liderazgo carismático que se requiere para lograr la total atención del público. Subtramas como la vida familiar del jefe de la "fuerza antigángster" y especialmente un romance entre el sargento Jerry Wooters (Ryan Gosling) y la novia de Cohen, Grace Faraday (Emma Stone) no despiertan suficiente interés para ocasionar la serie de situaciones que se desencadenan posteriormente. Quien sí logra cierta preeminencia es el canadiense Ryan Gosling, en el papel del sargento Jerry Wooters, él que con John O"Mara (Josh Brolin), enfrenta a los mafiosos. Este es un filme con resultado discutible, que contó con un buen presupuesto, en el que se incluye una extrema violencia, pero al que le faltan ciertos elementos que la hubieran transformado en una destacada película de gángsters como las conocidas "Los Intocables", o "La dalia negra", las dos dirigidas por Brian De Palma.
Buscando la huidiza justicia Es un "thriller" psicológico, que tiene puntos de contacto con la exitosa "El secreto de sus ojos" y de la que conserva el equipo de producción y a su principal protagonista. Formalmente impecable, con una buena fotografía y un equipo en el que se destaca Ricardo Darín como el abogado Roberto Bermúdez. A Roberto Bermúdez (Ricardo Darín) el tema de la justicia le llevó la vida. Una carrera jurídica, la docencia del derecho y ahora una oportunidad para que la justicia se cumpla. Cuando el filme comienza, el doctor Bermúdez enseña en la Facultad de Derecho, tiene a su cargo la cátedra de Derecho penal y pasa un mal momento por su reciente separación y su afición al alcohol pero, apasionado por el tema de la justicia, escribe sobre ella, sin pensar que el destino le va a dar una oportunidad para poner en juego sus conocimientos con un asesinato, que ocurre, prácticamente a sus pies. Y es a sus pies, porque ocurrió en el estacionamiento que se extiende debajo del aula en la que él dicta sus clases. Bermúdez decide hacer cumplir la justicia y encontrar al asesino. Y se larga a esa tarea casi con fanatismo. El problema es que parece ser que el que mató es muy astuto y hasta puede ser uno de sus mejores alumnos, con el que muchas veces conversa por ser el hijo de una amiga que vive en España. UN POSIBLE ASESINO "Tesis sobre un homicidio" es un "thriller" psicológico, que tiene puntos de contacto con la exitosa "El secreto de sus ojos" y de la que conserva el equipo de producción y a su principal protagonista. La película comienza con bríos, esboza algunos caracteres interesantes como el del abogado Bermúdez, o el universitario Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Ammann), pero se frena y derrapa en el final. A pesar de todo, el desarrollo atrae, aunque no se logra profundizar en los personajes, se incorporan figuras secundarias que no evolucionan y el diálogo abunda en lugares comunes y excesos explicativos. Formalmente impecable, con una buena fotografía y un equipo en el que se destacan Ricardo Darín como el abogado Bermúdez, un muy interesante Alberto Amman (Gonzalo Ruiz Cordera), joven actor cordobés formado en España, como el probable asesino, Arturo Puig como Alfredo Hernández, el amigo de Bermúdez y Antonio Ugo, un gran actor, recientemente desaparecido, que hace su última intervención en el personaje de Mario Passalaqua.
Un iniciático viaje juvenil Lo poco verosímil no molesta, la magia, la fuerza de un sobreviviente que con tozudez y fe, en grados parejos, enfrena la adversidad, sigue atrayendo al espectador. Lo que le pasa a Pi Patel (Suraj Sharma) es algo muy singular. Como una respuesta a su constante pregunta sobre la verdad de las religiones, que le hacen pasar del hinduismo, al cristianismo y luego al islamismo, la vida le depara un viaje espiritual con la excluyente compañía de animales, que de alguna manera lo obligarán a convivir con la Naturaleza sólo acompañado de un dios sin rostro. Pi Patel vive en la India con sus padres y su hermano. Luego de pasar por la duda religiosa y acompañando a su familia, presionados por problemas políticos, se embarca rumbo a Canadá, donde planean instalar un zoológico. Una tormenta dejará a Pi "solo", en un bote, durante largos días. Una cebra, un mono y una hiena lo acompañarán por breve tiempo, hasta que el tigre de Bengala bautizado "Richard Parker" se convierta en su peligroso compañero. UN GUION AGIL Curioso testimonio de que el realismo mágico aún funciona, el director taiwanés Ang Lee ("El tigre y el dragón", "Secreto en la montaña"), basándose en el exitoso best-seller del español-canadiense Yann Martel, monta un espectáculo de diseño impecable que aúna la magia del 3D, el insuperable manejo de los efectos especiales y un texto que recuerda a Julio Verne, que sorprende y atrapa con su hipnótico hiperrealismo. ¿Cómo huir de paisajes marinos tan bellos como imposibles, de saltos siderales de ballenas imponentes, puestas de sol, o calma chicha en medio de colores imposibles de describir? ¿Y cómo escapar de un chico abrumadoramente fervoroso y valiente enfrentado a su destino? TOZUDEZ Y FE Lo poco verosímil no molesta, la magia, la fuerza de un sobreviviente que con tozudez y fe, en grados parejos, enfrena la adversidad, sigue atrayendo al espectador. Aunque el marco del cuadro central no convenza demasiado (relato dentro del relato, dos versiones de lo mismo), uno puede obviarlo deslumbrado por tantas imágenes increíbles, olas gigantescas que luego sabremos generadas por máquinas especiales, o un tigre fastuoso, que informaciones posteriores, confirmarán virtual y formado por lo mejor por cinco tigres reales. Muy bien narrada, con un ritmo en franco equilibrio, sólo densa casi en el final, "Una aventura extraordinaria" ofrece un atractivo guión de David Magee ("Descubriendo el país del nunca jamás"), la exquisita fotografía del chileno Claudio Miranda y un recordado actor joven debutante, Suraj Sharma.
Los secretos de un financista Juego de lucha de poder, con aperturas hacia temas como la omnipotencia individual y el quiebre ético y moral, el filme de Nicholas Jarecki tiene en Richard Gere y Susan Sarandon, los intérpretes ideales. Robert Miller (Richard Gere) es algo a así como el Gordon Gekko de "Wall Street", aquella película de Michael Douglas. Exitoso financista, elegante, ambicioso, inescrupuloso, con mujer inteligente, hijos capaces y amante voluptuosa. La soberbia y la "Biblia" del dólar controlan su vida. Llegó a los 60. Rebosa fortuna, pero una reciente inversiónn equivocada está poniendo en peligro su imperio. Por supuesto que Miller está seguro que podrá controlar el derrumbe. Pero justamente en ese momento, el destino se le cruza y un accidente fatal lo ingresará a una carrera de obstáculos difícil de sortear. SUSPENSO DOSIFICADO Con formato de thriller, "Mentiras mortales" (titulo comercial y barato, por supuesto, modificado para venderlo al público) podría haber sido un filme más. Pero su director y guionista, chico treintañero, conocido hacker neoyorquino en la adolescencia, luego destacado universitario decidió dejar los videos musicales que dirigía y hacer un guión y una película sobre el mundo de las finanzas, del que conocía un montón por razones familiares. Su producción independiente y cuidada, con un reparto estelar y un libreto que conjuga tensión y suspenso, atrapa. Y exhibe la particularidad de que uno nunca sabe hacia dónde va el próximo paso de la historia. Sus virajes son abruptos, a veces no tan creíbles, pero mantienen cohesión y la provocación necesarias. LA LUCHA DE PODER Juego de lucha de poder, con aperturas hacia temas como la omnipotencia individual y el quiebre ético y moral, el filme de Nicholas Jarecki tiene en Richard Gere (Robert Miller) y Susan Sarandon (Ellen Miller), su mujer, los intérpretes ideales. Toda la ambición pasa por los apretados ojos de Gere y su leve sonrisa, mientras Sarandon en un papel a su medida es esa particular esposa de triunfadores, que uno piensa despreocupada y superficial, pero que con mirada fría observa las maniobras de un marido especulador, disfruta de sus logros, pero exhibe garras de leona, cuando la ambición desmesurada pone en peligro a la familia. Se destacan Tim Roth como el detective Michael Bryer; Nate Parker, como Jimmy Grant, el chico de Harlem y Brit Marling (en el papel de Brooke Miller, hija del personaje que hace Gere), interesante actriz, economista en la vida real y que dejara de lado al grupo de inversiones Goldman Sachs por el cine. Alrededor de estos nombres un grupo de actores veteranos dan un apoyo especial en sus personajes de abogados y asesores. Con un brillante diseño de producción y art; un vestuario impecable y rubros formales de fotografía y música que calzan al tono, resulta un filme para no dejar de ver.
Una extraña conexión de tiempos La película narra seis historias complejas, cada una de ellas con seis directores distintos y decenas de actores. Y se dio un filme que mezcla, presente, pasado y futuro, en una curiosa interrelación. Lo que resuena en una de ellas, misteriosamente, se conecta con la otra. El asunto era complicado. Se necesitaba un guión lo suficientemente sencillo como para que las historias se entendieran y los personajes pudieran identificarse. Claro, la película estaba basada en una extensa novela del inglés David Mitchell, con seis historias complejas, y cada una de ellas con seis directores distintos y decenas de actores. Y se dio un filme que mezcla, presente, pasado y futuro, en una curiosa interrelación. Lo que resuena en una de ellas, misteriosamente, se conecta con la otra. Desfile de historias, donde un periodista resuelve problemas, que atañen al universo; víctimas orientales que se convierten en gurúes, escritores en problemas que buscan refugio en geriátricos; creadores musicales en peligro ante veteranos exitosos, mientras la vida y la muerte parecen entrelazarse sin tiempo ni geografía, en mundos paralelos. UNO Y TODOS También hay actores transformados en mujeres, actrices convertidas en distintos personajes, siglos que se suceden y geografías multiplicadas. Estos hermanos Wachkowsky -Andy y Lana- y el bueno de Tom Tykwer, sus directores, logran ambientar exquisitamente las historias, recrear sus propios lenguajes y generar atmósferas. Ni la ciencia ficción, ni la novela de aventuras, o el drama romántico los asustan. Todo lo exhiben con elegancia y audacia. Eso sí, hay un sabor a Alfonso Cuarón y sus devotos del filme "21 gramos". Y la teoría ancestral retomada por nuestro Borges, un hombre es todos los hombres, lo que le pasa a uno le pasa a todos. Resultado desparejo con episodios sobresalientes como el ambientado en Corea, o el del escritor en problemas, excelentes actuaciones de Jim Broadbent, Doo-Na y Ben Winshaw, junto a los muy conocidos Tom Hanks y Halle Berry. Coloso de ciento sesenta y ocho minutos que entretiene y a veces desconcierta.
El gigante quiso ser un héroe "Ralph el demoledor" no quiere romper nada más, no quiere ser un malo, sino un héroe. El filme reúne la perfección formal con la originalidad temática. Pudo pasar que Barbie no quisiera ser una señorita sexy. O que la muñeca Mariquita Pérez no hubiera querido ser, como la argentina Marilú, una muñeca tradicional en España. "Ralph el demoledor" no quiere romper nada más, no quiere ser un malo, sino un héroe. ¿Qué pasaría en el mundo de los juguetes antes y ahora, en Estados Unidos, España o la Argentina? Serían juguetes en rebeldía y estallaría el conflicto. Justamente de eso se trata el filme del director y guionista Rich Moore, de un personaje de video-juego que no quiere ser más el que era. Basta de destruir, por qué ser odiado y no tener la posibilidad de ganar una medalla por arreglar todo como Felix Jr, su opuesto en el juego!. Se ve que los animados llegaron a la mayoría de edad y se replantean su identidad. Justamente otros personajes de "una película de miedo" como "La cabaña del terror", que también se estrena hoy, también protestan porque otros los inducen a hacer determinadas cosas, que ellos no siempre querrían. Sí. La Disney se aggiorna desde que compró Pixar y sus héroes se rebelan y conflictúan, algunos de estos ejemplos son: los juguetes de "Toy Story", la chica de "Valiente", o el pequeño "Wall- E". PERFECCION FORMAL Ralph con un grupo de monstruos de los videojuegos se sientan en la ronda presidida por un analista y plantean sus problemas. Pero el demoledor, estalla. Más cuando lo discriminan en el cumpleaños de la empresa para la que trabaja. Entonces se escapa de su juego y trata de meterse en otros, con los consiguientes problemas. "Ralph el demoledor" reúne la perfección formal con la originalidad temática. Porque la idea de la huída, presupone un pasaje por la historia de los videojuegos, de su diseño estético y su evolución, desde los arqueológicos de los instalados en centros comerciales (comparemos los lejanos nuestros en la Sacoa marplatense), hasta los actuales en red. Y Ralph prueba en distintos mundos del video juego, como en su acercamiento a la Sargento Calhoum, demasiado violenta para él, o en su relación con la pequeña Vanellope Von Schweetz con la que vivirá la aventura en el mundo de caramelo. Divertida, arriesgada, "Ralph el demoledor", asombra con su perfección técnica e incorpora un nuevo antihéroe a la lista de protagonistas del filme animados.
Un reality con varios zombies "La cabaña del terror" es una mezcla entre "The Truman show" y los clásicos del cine de terror, clase B. Una singular sátira. Como salidos de una película juvenil con nerds y rubias llamativas, los chicos de "La cabaña del terror" deciden tener unas lindas vacaciones en una cabaña prestada por un primo, alejada del ruido, embutida en un bosque y su soledad. No los atemoriza ni lo mal que son recibidos por el despachante de esa suerte de gasolinera en ruinas, ni el aislamiento de la cabaña, perdida en la nada, llena de espejos que dan imágenes falsas, sótanos repletos de recuerdos y diarios de terror. Ni Dana (Kristen Connolly), ni Curt (Chris Hemsworth), ni Jules (Anna Hutchison) o Holden (Jesse Williams) tienen idea de que son conejillos de India, desprotegidos en medio de la nada. Sólo el excéntrico Marty (Fran Kranz) intuye lo increíble. Están siendo manipulados. "La cabaña del terror" es una mezcla entre "The Truman show" y los clásicos del cine de terror, clase B. Una singular sátira, que a la manera de las muñecas rusas, ésas que se engarzan una dentro de otra, postula una historia dentro de otra. Filme original donde la realidad de unos no es tal y es inducida por una "sarta" de técnicos, amorales, que estereotipan la realidad con incentivos artificiales y provocan la rebelión de los personajes. HUMOR LOGRADO Calderón y Shakespeare jugaron con el concepto, del "teatro dentro del teatro" como Luigi Pirandello en "Seis personajes en busca de un autor" y Unamuno en "Niebla". Ahora los guionistas Joss Whedon y Drew Goddard (de las series televisivas "Buffy" y "La cazavampiros"), le dieron una vuelta de tuerca con mucho humor y bastante sangre mezclando fisioculturistas, zombies, monstruos a lo Godzilla, un loco lindo y alguna rubia seductora. La película tiene un buen ritmo, algunos minutos de más y maneja bien un grupo de buenos actores jóvenes. Es el caso del payasesco Fran Kranz (Marty) y veteranos de larga trayectoria como Richard Jenkins (Sitterson) o Bradley Whitford (Hadley). Su particular humor recuerda a directores como Alex de la Iglesia, que encuentran el justo medio en el desborde. Como es de prever, es una película más disfrutable para los fanáticos del cine de terror.
La travesía de un reencuentro Con delicadeza, el realizador, construye un entramado de sensaciones que pasan de la desesperación al desconcierto, de la conciencia de la situación límite a la breve resignación y la final lucha por la vida. Una pareja con tres hijos. El viaje a Tailandia en unas breves vacaciones. Un hotel paradisíaco y luego de la noche de Navidad, olas de treinta metros arrasan la zona. Estamos en 2004 y un tsunami de nueve grados de intensidad arrasa con doscientos treinta mil personas a lo largo del Océano Indico. La familia es separada. La historia del reencuentro se cuenta en este filme, basado en el caso real de la española María Belón y su familia, que vivió la tragedia. Los personajes en la ficción son el matrimonio integrado por Maria (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor), el hijo mayor Lucas (Tom Holland) y los dos niños menores Thomas (Samuel Joslin) y Oaklee Pendergast (Simon). La acción se inicia prácticamente en el viaje a Tailanda, el alojamiento en el hotel y el desencadenamiento de la catástrofe. La gigantesca ola inicial que fragmenta en tres partes a la familia, la madre y el hijo mayor por un lado, el marido por el otro y los pequeños en un tercer lugar. RECURSO EMOCIONAL Un director joven, Juan Antonio Bayona ("El orfanato") estructura el filme dentro del formato del melodrama con una austeridad de recursos y una total ausencia de efectismo. Semejante tema, catástrofe, separación familiar, caos general, podría haber sido un detonante casi necesario, pero Bayona sabe ser intenso, pero no desbordado y su graduación de recursos emocionales es un componente destacado en la historia familiar. Con delicadeza, el realizador, construye un entramado de sensaciones que pasan de la desesperación al desconcierto, de la conciencia de la situación límite a la breve resignación y la final lucha por la vida. Por sobre todo esto, la fuerza de la familia, de los valores, de la necesidad de la solidaridad ante el caos. La relación madre-hijo, las pocas palabras de los protagonistas ante el estupor del infierno en la tierra que los afecta, son un claro mensaje de la esperanza en la condición humana. Formalmente impecable, con escenas impresionantes y el mismo hospital de campaña en que los verdaderos protagonistas de la historia fueron ubicados, "Lo imposible" cuenta con dos actuaciones notables, la de Naomi Watts (Maria), síntesis de emociones casi imposibles de traducir y la del niño debutante Tom Holland (Lucas), sorprendente "capo laboro" del conocido bailarín del Reino Unido.
El payaso fue bien secundado Muy buenas las voces y pegadizas las canciones, mientras Piñón Fijo, luego de una brillante carrera televisiva, sigue manteniendo la atracción entre los más chicos. Las sierras cordobesas, un escenario circense y el payaso Piñón Fijo actuando frente a un público infantil. Luego, la intimidad de los camarines y Pinón con su amigo Cabrito recibe la visita de Cri Cri, un simpático grillo, referente de una comunidad animal cercana, que pide la ayuda del payaso al que admira, para terminar con el poder del cuis, tirano de la zona. Los animales, que acostumbran hacer música, reciben la presión del cuis y su banda que quiere tocar y cantar su música. Enfrentados los grupos, una reunion del pueblo encabezado por un sapo patriarcal afronta el problema y resuelve desarrollar un plan para terminar con el enemigo. El problema es que ninguno presenta una idea y sólo Anita, una bella grillita, dice que su amado Cri Cri, va a solucionar todo. EL CUIS TRAVIESO Mientras tanto, Cri Cri con Piñón Fijo, empequeñecido por la magia, con Cabrito, que luego rumbeará para otro lado, se acercan al pueblo para enfrentar al cuis. Es un momento crucial, porque el peludo roedor robó el cancionero del pueblo, un valor irrepetible para la memoria del grupo. "Piñón Fijo y la magia de la música" es un filme que aglutina alrededor de un personaje estrella, Piñón Fijo, un payaso cordobés, autor musical y cantante (Fabián Gómez), un mundo animal animado con un problema a resolver. La película tiene un buen nivel formal, se rodó en HD, maquetas con elementos naturales y cielos pintados en ciclorama. Sus personajes son atractivos (algunos con reminiscencias físicas de personajes de otras películas animadas como "Antz", el largometraje de DreamWorks) y seres como el sapo, los grillos y hasta el peludo cuis tienen encanto y despiertan simpatía. TEMAS ATRACTIVOS Muy buenas las voces y pegadizas las canciones, mientras Piñón Fijo, luego de una brillante carrera televisiva, sigue manteniendo la atracción entre los más chicos. La figura del payaso corriendo con una estela de estrellas y los animales que lo siguen en lindos paisajes con pegadizas canciones, es una escena tan recordable como sencilla. Película de trama simple, con pocas subtramas y aciertos de guión, en la que visibilizan animales de nuestra fauna, se solucionan entredichos con la mediación y la integración de los personajes y la música y su memoria es considerada como un valor.
El filme de un gran director Cine que entronca con la Madrecita Rusia, el frío germanismo y la racionalidad de nórdicos como Dreyer o Ingmar Bergman, "Fausto" es una película dura, sin concesiones, densa, difícil para impacientes, imperdible para los amantes del cine. Cuando hablamos del director ruso Alexander Sokurov ("El Arca Rusa"), podemos asociar su imagen con notables directores como Fellini, Bergman, Tarkovski, Onkasalo o Murnau, porque es capaz de crear un mundo absolutamente original. El filme es parte de su serie de obras sobre el Poder. Basado en la obra de Goethe, Sokurov y sus adaptadores dan una personal versión de la obra. Aquí está el investigador obsesivo que quiere establecer los límites entre vida y muerte, conocer el universo y dominarlo. Y también el Diablo que lo tienta, la féerica amada Margarita, la imposibilidad final de conocer y sin embargo, la necesidad de continuar. Descenso a los infiernos que desplazará en el Festival a Shame, otro descenso al Infierno del director Steve McQueen con Michael Fassbender; esta búsqueda hasta lo profundo, de la identidad, de la validez del alma, va, como en las estaciones medievales, hacia un imprevisible final. Si el comienzo acentúa el desprecio del cuerpo (regodeo en la manipulación de las vísceras humanas), el final revaloriza esa búsqueda en la vida que, pese a los esfuerzos, los logros y los efímeros momentos de felicidad, avanza hacia el abismo, igual para todos. BIEN LOGRADA Con diálogos mínimos, pero profundos, y un tratamiento visual que deslumbra, Sokurov estructura un nítido y oscuro retrato del mundo medieval, sintetizado en algunos interiores, una plaza y una iglesia; hasta la alucinada escena final de los géiseres, dantesca llegada al infierno en la tierra. Escenas inolvidables como la del homúnculo boqueando como un pez tratando de sobrevivir, luego de su imposible conservación, la de los baños públicos con el ladino demonio de sorprendente desnudez o el onírico final, hablan del talento de uno de los grandes realizadores del siglo XXI. Cine que entronca con la Madrecita Rusia, el frío germanismo y la racionalidad de nórdicos como Dreyer o Ingmar Bergman, "Fausto" muestra gigantes de la actuación, Anton Adasinsky y Johannes Zeiler, la recordada Hanna Schygulla (cantante y estrella en los filmes de Fassbinder), suerte de alocada madama medieval y una virginal adolescente mezcla de la Ofelia shakespeariana y la Isolda celta, de la cual hereda el nombre, Isolda Dychauk, en la escena del enamoramiento en primerísimo plano tratada por la fotografía de Bruno Delbonnel, tiene una magia adicional. Dura, sin concesiones, densa, difícil para impacientes, imperdible para los amantes del cine.