La ilusión que siempre ayuda Filme mejor logrado en la primera parte, por su buena exposición, ritmo equilibrado y situaciones atractivas, la segunda parece acelerarse y arrimarse más a lo convencional. Cálidas actuaciones de Tao Zhao y Rade Sherbedgia. Bajo el nombre del gran poeta chino, Qu Yuan se celebra una pequeña historia de exiliados. Shun Li (Tao Zhao), es una joven que dejó a su pequeño hijo en China para trabajar en Europa, primero en Roma y luego en la isla de Chioggia, llamada La segunda Venecia, en la que atiende un bar. Ella fue traída de su país por organizaciones que la hacen trabajar en distintos lugares donde funcionan sus negocios. El buen comportamiento y la dedicación al trabajo, pueden hacer que Shun Li se reúna pronto con su hijo. Primero un taller de costura y luego el bar de un hospedaje, son algunos de sus destinos. En este segundo lugar conoce a un jubilado viudo, Bepi (Rade Sherbedgia), un pescador que hace más de treinta años llegó a la isla. La pesca, el agua, los afectos, la poesía, serán los temas que pronto motivarán un acercamiento entre ambos. A Bepi lo llaman "el poeta" por su capacidad de armar rimas y Shun Li invoca al poeta Qu Yuan, que como ellos, tuvo que alejarse de la patria. LOS INMIGRANTES El director Andrea Segre es un joven profesor italiano en sociología de la comunicación. Etnias y culturas marginales son sus preferencias temáticas en materia cinematográfica. De ahí que esta ficción, con un yugoslavo y una joven china llegados a Italia, se entronque con su línea de trabajo. Su historia tiene emoción, momentos que pasan del puro realismo (grupo de pescadores) a pasajes de poesía, acompañados de estéticas imágenes del paisaje veneciano y una atmósfera de melancolía general. El tema de la xenofobia también se toca en el relato cinematográfico, pero la historia de amor que pudo ser, ocupa el núcleo central. Filme mejor logrado en la primera parte, por su buena exposición, ritmo equilibrado y situaciones atractivas, la segunda parece acelerarse y arrimarse más a lo convencional. Contenidas y cálidas son las actuaciones de Tao Zhao y del actor croata Rade Sherbedgia, y sugestiva la estructura musical de Franois Couturier.
Los adolescentes se divierten "21 La gran fiesta", reitera la fórmula de -"¿Qué pasó ayer?", pero con menos recursos neuronales, mayor cantidad de trazos gruesos y gente mucho más joven. Las interpretaciones son correctas, el ritmo es bueno, pero la idea es que no hay nada detrás. Esta comedia es de los creadores de "¿Qué pasó ayer?". Oportunamente hicimos el comentario de "¿Qué pasó ayer 2", una comedia sobre lo que puede pasar después de una despedida de soltero. Estaba interpretada por gente joven, tenía muy buen ritmo, era bastante vacía e incluía un desnudo y punto. "21 La gran fiesta", reitera aquella fórmula, pero con menos recursos neuronales, mayor cantidad de trazos gruesos y gente mucho más joven. Dos egresados secundarios, luego se sabrá que no lo son: Casey (Skylar Astin) y Miller (Miles Teller), deciden visitar a su gran amigo Jeff Chang (Justin Chon), su compañero de locuras en el colegio, que está a punto de cumplir veintiún años. LOS AMIGOS Casey y Miller decidieron celebrar con él. Hace un tiempo que no lo ven y cuando le cuentan sobre la celebración, Jeff les dice que no, que al día siguiente tiene una entrevista para entrar a la escuela de medicina. Aparece el doctor Chang (Franois Chau), padre de Jeff, un padre oriental al que todos temen y los chicos desaparecen, pero con la promesa de Chang de acompañarlos. Lo que sigue es el disparate total, muchos chicos y chicas desenfrenados, bebida de todo tipo, vómitos surtidos, bromas pesadas, exageraciones varias, un búfalo en medio de la nada, obstaculizando el paso y la decisión de divertirse ya sea en la calle, o en alguna hermandad universitaria, siempre que abunde el alcohol. El resultado es medianamente divertido, las interpretaciones son correctas, el ritmo es bueno, pero la idea es que no hay nada detrás. Los efectos son conocidos, los "nerds" son los mismos de siempre como sus chistes, las bromas poco originales, pesadas, de mal gusto en general y los gritos parecen copiados de otras películas con personajes adolescentes.
Historia de un hombre común Con una austera, pero efectiva reconstrucción histórica, la película toma la figura del polémico Roa, detalla su circunstancia, la de pobre esperanzado, ingenuo, convencido de su destino de grandeza. Juan Roa Sierra (Mauricio Puentes) es un hombre común. En la Colombia de 1948, donde el tranvía es una mancha de color en medio de la arquitectura colonial, su pequeña vida comienza a tambalear. Y justo en ese momento, cuando su país parece querer crecer, poblado por distintas voces políticas. Es que nada le salió como él quería, el menor de catorce hermanos en un hogar pobre, ni pudo estudiar, ni conseguir un empleo público como alguno de sus hermanos. Todo en su vida es temporario, hasta su relación con su mujer María (Catalina Sandino Moreno), que ya lo ralea y se aisla con la hija pequeña de la pareja. LA FRUSTRACION Ahora, desempleado, pero seguro de ser superior (¿acaso no es amigo del profesor y tiene un destino que lo destaca cuando le leen las manos?), va a su entrevista de trabajo que lo ubicará para siempre en esa sociedad tan chata. Pero el hombre en el que él confía, don Jorge Eliecer Gaitán (Santiago Rodríguez), ese congresista liberal que liderara "la marcha de las antorchas" por la paz, no le da ninguna solución. Hasta le parece que lo subestima, sin pensar que la tarjeta con la dirección de su oficina que le dio y en la que cifró toda esperanza, fue puro compromiso. A Roa se le hace añicos la vida y promete vengarse. No sabe que su acción desencadenará un baño de sangre en su país. El filme de Andrés Baiz aúna elementos de ficción y realidad, alrededor de la figura de Juan Roa Sierra, quien habría provocado el atentado contra el doctor Eliecer Gaitán. La muerte del político sería una de las distintas causas de la eclosión del "Bogotazo", que desmembraría a la Nación. FIGURA POLEMICA Con una austera, pero efectiva reconstrucción histórica, la película toma la figura del polémico Roa, detalla su circunstancia, la de pobre esperanzado, ingenuo, convencido de su destino de grandeza. Y es justamente la descripción de un pobre de toda pobreza lo que valoriza el filme. Momentos como la partida hacia la entrevista de trabajo, en su traje gastado, luego del beso y la bendición a la madre, o la de Roa al borde del suicidio, mientras el viejo fotógrafo lo eterniza en su duda, pintan con emoción y austeridad el drama de un pobre tipo. "Roa" es una película con ciertos desniveles en la narración, exceso en la extensión y estupendas actuaciones. Desde la emotiva de Mauricio Puentes (Juan Roa) y Catalina Sandino (María), su encantadora compañera, pasando por la contundencia de Santiago Rodríguez, como Jorge Eliecer Gaitán, hasta los papeles más pequeños que permiten apreciar la sensibilidad de Rebeca López, como la madre, o la ternura y picardía de un veterano profesional como es Héctor Ulloa. Nuestros Alberto Fernández de Rosa y Arturo Goetz, como el profesor se destacan en sus respectivos papeles.
A la búsqueda del tesoro maya El filme exhibe una buena concepción visual y cromática, atractivas locaciones con llamativas reproducciones de la cultura maya. Recomendada para chicos desde siete años. Tadeo es miedoso. Ha sido un chico muy sobreprotegido por su abuela desde que murieron sus padres. Pero él conserva el deseo de ser arqueólogo y explorador, además de ser tan valiente como lo fue su padre. Hay un amuleto que le dejó su padre, que seguramente le va a hacer cumplir su deseo, cuando sea grande. Tadeo crece, pero está empleado en la construcción como albañil y chofer de excavadoras. Y no deja de juntar objetos que encuentra bajo tierra en recuerdo del explorador que no pudo ser. Pero el azar cambia su destino. Su amigo y director de un museo, recibe parte de una tablilla de piedra, suerte de llave de acceso a Paititi, la legendaria ciudad pre-incaica. Una indisposición del director del museo lo hace partir hacia la Tierra Prometida, la tierra maya. Allí comenzará su ansiada aventura. Con Sara, una joven arqueóloga, Freddy, un divertido guía buscavidas, dispuesto siempre a "hacer negocios", Jeff, el perro de Tadeo y el divertido Belzoni, un loro mudo, con nombre de mago circense. EL ESPIRITU MAYA El personaje de Tadeo ya fue protagonista de cómics y cortos premiados y recibió varios premios. Este filme está estructurado como una comedia familiar de aventuras con el antihéroe que representa Tadeo, su mascota y personajes malos muy malos como Kopponen, cazatesoros del equipo Oddyseus, que saquea sitios arqueológicos en busca de tesoros escondidos y los revende al mejor postor. La historia tiene muy buenos momentos en el comienzo, con un argumento mejor estructurado, mientras que la segunda parte es más rica en acción y efectos especiales con intervención de espíritus mayas verdaderamente divertidos. Es muy buena la utilización de efectos especiales, los combates y la participación de personajes secundarios como Max Mordon, el arqueólogo admirado por todos, por protagonizar una serie de televisión de difusión masiva. "Tadeo el explorador perdido en 3D" exhibe una buena concepción visual y cromática, atractivas locaciones (las ruinas en la zona amazónica) con llamativas reproducciones de la cultura maya. Recomendada para chicos desde siete años.
La mujer entrevista en sueños La obra de Joseph Kosinski se destaca exclusivamente por su llamativo diseño audiovisual, explosiones de efectos especiales e imágenes casi oníricas con gran preponderancia del blanco en superficies heladas. La acción se ubica en los próximos sesenta años. Seres extraterrestres (Aliens) invadieron la tierra, se produjo el caos y casi todo quedó en ruinas, mientras los humanos fueron expulsados hacia distintos sectores del espacio. Uno de ellos es Jack Harper (Tom Cruise), miembro de una misión que se ocupa de controlar los robots ocupados en salvar los últimos recursos del planeta, antes de la partida final. A Harper se une su ayudante Victoria (Andrea Riseborough), con la que forma un team ideal, pragmático y vital. Pero en algún momento del tiempo, una mujer venida del espacio Julia (Olga Kurylenko) comienza a cambiar el panorama de la pareja y Jack parece olvidar el llamado de Sally (Melissa Leo), la supervisora de la misión interestelar. PARTIR JUNTOS La idea de partir juntos, con Victoria, no parece ser el próximo objetivo. Jack cree reconocer en Julia, la navegante estelar como la mujer que aparece en sus sueños y que le revelará la verdad, una verdad del pasado. Algo que le hará cambiar el hilo de su historia y lo transformará en un ser diferente. El filme de Joseph Kosinski se destaca exclusivamente por su llamativo diseño audiovisual, explosiones de efectos especiales e imágenes casi oníricas con gran preponderancia del blanco en superficies heladas (una de sus locaciones es Islandia). Hay una multitudinaria exhibición de objetos aéreos, naves-cápsulas y robots esféricos aéreos, que vigilan el aire. RELACION AMOROSA Lo problemático es que el apoyo temático se pierde, lo formal se impone y la historia queda en una aproximación amorosa entre Julia y Jack, una relación aparentemente empezada antes del caos nuclear y que trata de reanudarse en momentos en que la guerrilla se desencadena, sin demasiado sustento imaginativo. Tom Cruise, como sabemos es el héroe y no tiene demasiadas oportunidades de ejercer dramáticamente en un filme de efectos especiales, que se desarrolla en superficies glaciares, tan glaciares como el tono general de la historia. Habrá reacciones insospechadas, con robots rebeldes y un Morgan Freeman inesperado en el papel de Beech, un líder de la resistencia. Olga Kurylenko, tan bella como en "Quantum of Solace", hace aquí el papel de la extraña Julia, capaz de cambiar la vida del reparador estelar y alejarlo de Victoria (Andrea Riseborough), su compañera hasta el momento.
Los maestros, entre límites La película de Philip Falardeau está basada en una obra teatral y toca, desde el comienzo, un tema dificultoso (un suicidio en clase) y otro más complicado, la evolución emocional de los chicos. Fluye como impulsada por las mareas y sólo en mínimas ocasiones, eleva la voz. Si queremos encontrar puntos de contacto con otras películas relacionadas con el tema de la educación, tenemos que comparar "Profesor Lazhar" con "Entre muros", de Laurent Cantet, otro estupendo filme ambientado en una escuela de Canadá y la documental "Ser y tener" de Nicholas Philibert. En "Profesor Lazhar", un emigrado argelino se ofrece para tomar una vacante de maestro en un colegio primario de clase media, de Montreal, Canadá. La profesora anterior se colgó de una soga dentro de un aula y fue descubierta por un alumno. Cuando Lazhar es aceptado como suplente, se enfrenta con problemas que van más allá de los que un refugiado extranjero puede enfrentar. Un suicidio docente reciente, esa realidad tan diferente a la suya y una cultura en la que se educó y aún la que estudió en los libros que hablaban de su país de acogida, pero lo hacían desde el punto de vista teórico, le demuestran que la vida es otra cosa y más aún, el sistema de educación. LOS INTERROGANTES ¿El orden puede favorecer un mejor rendimiento educativo? ¿las normas deben seguir siendo inflexibles ante situaciones terminales? ¿El acercamiento emocional al alumno es negativo, o desde cuándo el consuelo se considera peligroso? Son preguntas que Lazhar deberá responderse ante la presión del alumnado y de un grupo de maestros que no puede superar la pérdida reciente de la querida maestra Martine. Y aunque habrá chicos amigables cono la pequeña Alice L"Ecuyer (Sophie Nélisse), también habrá padres intolerantes que le pidan "que enseñe y no eduque". Lazhar, en su vida de refugiado, deberá adaptarse a esta realidad nueva, pero como para él, educar es amar, nadie le podrá impedir que ponga su antiguo método en marcha, apoyar emocionalmente al alumno, hablarle y alguna vez abrazarlo. SIN GOLPES BAJOS La película de Philip Falardeau está basada en una obra teatral y toca, desde el comienzo, un tema dificultoso (un suicidio en clase) y otro más complicado, la evolución emocional de los chicos. Sin embargo, apoyado por la serenidad de ese piano que convoca una melodía dulce y melancólica, el filme fluye como impulsado por las mareas y sólo en mínimas ocasiones, eleva la voz. Sin golpes bajos, planteando los problemas escolares libremente, centrando la crítica sin hacerlo, en temas como el no compromiso ante un caso límite como el suicidio en el ámbito escolar, con la elección de ignorar lo sucedido para evitar conflictos, la escuela que le tocó a Lazhar comienza a meterse en su vida privada de maestro con problemas familiares y políticos. Y en medio de todo, los chicos que saben todo, o intuyen todo. "Profesor Lazhar" es un filme sensible, que cuenta con un gran intérprete como Mohamed Fellag (Bachir Lazhar) y los pequeños Sophie Nélisse y Emilien Néron, dos pequeños actores que se muestran increíblemente naturales, en sus personajes de Alice y Simon. Con un ritmo no apresurado pero no moroso, apiñando secuencias que agregan conflictos y reflexiones al collar que Lazhar decidió rearmar, el filme de Philippe Falardeau atrae y emociona.
Un sutil entrevero familiar Es una comedia deliciosa, muy bien interpretada por actores que irradian frescura como Paul Rudd, Leslie Mann y Maude Apatow e Iris Apatow, en el papel de las hijas. Pete (Paul Rudd) y Debbie (Leslie Mann) ya entraron en el círculo mágico de los cuarenta años, aunque ella sigue sosteniendo que tiene treinta y ocho. Es momento de replantearse algunas cosas y Debbie empieza por las más evidentes. La "pancita" de Pete exige que los dos dupliquen las caminatas y la hora de gimnasio, los gastos siguen siendo los mismos pero las ganancias son menores. Debbie todavía ignora que el pequeño sello discográfico que su esposo lleva adelante va cada vez peor. Pero Pete no quiere renunciar a su entusiasmo por sus "héroes de la juventud": viejos músicos que aún continúan tocando, como "Graham Parker y los Rumour". Y se jugó a todo o nada apostando por ellos, que cada vez tienen menos seguidores (porque los fans también cumplen años y mueren), aunque estén en internet. Todo se complica para la pareja, las chicas no son nada tranquilas, los complejos sanos que apuestan a una mejor salud de Debbie terminan asqueando a Pete, las hipotecas cada vez son más difíciles de pagar y hasta la boutique de Debbie empieza a perder plata. Sí, la llegada a los cuarenta abre y cierra un panorama muy amplio. Pero no todo está perdido para la pareja de esta historia. ACCION Y RITMO Judd Apatow es un director y guionista exitoso ("Ligeramente embarazada", "Virgen a los 40"). Todos sus éxitos juegan con la verdad y la exprimen de tal manera que saca lo mejor de cada una, la dota de acción, sexo, ritmo, encantadores protagonistas y una dosis increíble de naturalidad. Todo lo que se ve es altamente comprobable, las locaciones son atractivas, los personajes secundarios tienen encanto y abundan los buenos gags, la cuota de revival, el momento para los chicos (deliciosa Iris Apatow, hija del director y la protagonista) y hasta la importancia de la dependencia de los padres mayores, que en este caso, muy hollywoodianamente, tienen hijos de la edad de los nietos, mujeres de la edad de las nueras y escaso dinero, lo que los obliga a recurrir económicamente a los hijos de cuarenta. En síntesis "Bienvenido a los 40", es una comedia deliciosa, muy bien interpretada por actores que irradian frescura, como Paul Rudd (Pete), Leslie Mann (Debbie) y Maude Apatow (Sadie) e Iris Apatow (Charlotte), en el papel de las hijas.
Entre persecuciones y raptos "Contrarreloj" es un clásico policial de acción y suspenso. En este caso hay más acción que suspenso y lo que verdaderamente saca al filme de la rutina es la ubicación, en la que se realiza la búsqueda de la chica raptada y la persecución final, en Nueva Orléans, durante el clásico Mardi Gras. Por Isabel Croce Will Montgomery (Nicolas Cage) se muestra arrepentido. Su pasado de amigo de lo ajeno le costó ocho años de cárcel y ahora que está en libertad, reflexiona sobre la traición que hizo que aquel golpe saliera mal y que "manchara" su fama de "experto". Es hora de ocuparse de la familia tan abandonada y entablar una mejor relación con su hija adolescente, Alison (Sami Gayle). Pero hay una duda pendiente. Tanto el FBI como su "socio" en el gran robo, Vincent (Josh Lucas), están seguros de que Will se quedó con un resto. Y vaya resto!. Nada menos que diez millones de dólares. La duda se concreta en un secuestro, el ex cómplice de Will se apodera de su hija Alison (Sami Gayle) y exige un rescate. Y como Will no tiene un peso, la única posibilidad de lograr el dinero es volver a robar nuevamente, lo que significa regresar a los viejos tiempos. LINEAS CLASICAS "Contrarreloj" es un clásico policial de acción y suspenso. En este caso hay más acción que suspenso y lo que verdaderamente saca al filme de la rutina es la ubicación, en la que se realiza la búsqueda de la chica raptada y la persecución final, en Nueva Orléans, durante el clásico Mardi Gras, fiesta de carnaval, caracterizado por los coloridos desfiles con máscaras y luces que se desarrollan en la zona de Louisiana. Nicolas Cage, como Will Montgomery, es el protagonista de este policial, en el que el director Simon West vuelve a dirigirlo, como en "Con Air". A su lado, Danny Huston como Tim Harlend, es el perro de presa del FBI, que le sigue el rastro y Josh Lucas, en el papel de Vincent, hace de un villano mayor. A ellos se suma la sueca Malin Ackerman, en el papel de Riley Jeffers, que ahora atiende un bar, luego de un pasado gangsteril que la unió a Will Montgomery.
Aventuras en color rojo sangre Con una buena dosis de humor negro, "Posesión infernal" es un filme sólo para gente sana, con estómago fuerte y socios del "Club del miedo". Es tiempo de pasar unas lindas vacaciones y para cinco adolescentes, la elección de una cabaña perdida en el bosque, bastante descuidada, pero con hogar y leña y la posibilidad de estar sin adultos varios días, parece ser la adecuada. Pero como los chicos tienen un compañero que se muere por los libros, el hallazgo de uno lo hipnotiza. El ejemplar que se titula "Necronomicón" parece ser estar hecho de piel humana y es un libraco de conjuros demoníacos por el cual cualquier satanista de estirpe, moriría de placer. Pero el chico que no es demasiado cuidadoso y muy confiado, lo lee, dice algunos nombres en voz alta y horror!, algo se dispara. Algunos demonios con zumbido de insecto y capaces de cualquier cosa aparecen en el lugar. ADICTA A LAS DROGAS A partir de ese momento el grupo comienza a estar en problemas y esto se suma a los esfuerzos que estuvieron haciendo todos y en particular una compañera que estudia enfermería, para lograr que Mia (Janet Levy) una de las chicas supere su adicción a las drogas. Justo en lo peor del período de abstinencia de la chica, uno de los muchachos, quizás el más inocente, que se toma las cosas un poco en broma, invoca a los demonios y éstos aparecen con la intención de que ninguno de los jóvenes quede vivo. La película es la versión actual de un éxito de 1981, del director y guionista Sam Raimi, que ahora produce este filme. La vieja dio origen a tres producciones, la famosa trilogía "Evil dead". El caso es que ésta es la visión expresa de una cámara de torturas. ABUNDANTE SANGRE A los chicos les pasa de todo. Los cortan en pedacitos, algunos miembros quedan hundidos y moviéndose en el barro. Se les modifican los ojos y se forman globos brillantes y transparentes. Están siempre corriendo, acorralados, temerosos, e intentan defenderse como pueden, con cuchillos, motosierras y cosas afines. Pero como los demonios son inmortales, combatirlos resulta imposible. El caso es que vuelan manos, piernas, sangre coagulada y la troupe adolescente se enloda, grita, sufre, muere, es enterrada viva y la sangre llueve intensa y abundante. "Posesión infernal" es una película sólo para gente sana, con buen estómago y socios del "Club del miedo". Sus trucos son tan exagerados que dan risa. Muy gore, con vísceras esparcidas por distintos lugares. El filme que también tiene una buena dosis de humor negro y su director es el uruguayo Federico Alvarez, logró despertar la curiosidad de Sam Reimi, a partir de que con su corto "Ataque de pánico", convocó a millones de espectadores.
Bloqueos afectivos en el sur Un punto alto lo alcanzan los actores, desde el doliente Eduardo de un Diego Peretti interior, intenso en un personaje difícil, porque sólo se expresa a través de su gestualidad y sin palabras; hasta la frescura de un espíritu libre como Alfredo Casero, en el papel de Mario, o la cálida Claudia Fontán como Andrea. Eduardo (Diego Peretti) vive en Río Grande y se desempeña en una empresa petrolera. Es un buen trabajador y su silencio y ausencias del grupo hacen pensar en algo fuerte que pasó y no sabemos. Sus compañeros, ocupados con su familia, el trabajo y el tiempo difícil en esa zona, prefieren no preguntarle casi nada a ese hombre más bien silencioso. Su pieza descolorida, abandonada, con mínimos objetos de confort hablan de una actitud solitaria y ascética frente a la vida. Esporádicamente, con alguna situación que Eduardo no puede manejar, el golpe contra algún objeto dice que ese hombre de silencios y austeridades tiene un volcán escondido. VIAJE DIRECTO En medio de la nada, la súbita llamada de Mario (Alfredo Casero), un amigo, que vaya a saber cómo hizo para penetrar su intimidad, lo sacude desde otro lugar del sur, Ushuaia, la llamada es para pedirle que vaya a verlo. Y Eduardo toma su viejo auto y va. Firme como un dardo disparado a un blanco lejano. Su viaje se dirige recto, sin detenerse ni ante el pedido de ayuda de alguna mujer en la ruta, ni ante ninguna particularidad de la carretera solitaria por la estepa patagónica. El mundo familiar de Eduardo se enfrenta con el de Mario. Como una gota en la piedra, la calidez, el entorno, la realidad, Andrea (Claudia Fontán), la mujer de Mario, las pequeñas hijas, comienzan a golpetear en esa caparazón que Eduardo, por alguna razón creó a su alrededor. "La reconstrucción" es una película difícil, interior. Y decimos difícil, porque la vertiginosidad de la vida diaria, impide detenerse ante algo que tenga el tiempo de la reflexión. Su director, Juan Taratuto ha sabido armar la historia y dar tiempo al tiempo, para mostrar la particular situación por la que atraviesa este personaje bloqueado en su individualidad, incapaz de reaccionar o pedir ayuda. LOS SILENCIOS Sus tiempos densos, ciertas tomas casi morosas pueden llegar a atentar contra la paciencia del espectador. Pero la intensidad y algunos pequeños elementos, como miradas, movimientos de manos, la misma imagen de un acto doloroso visto por Eduardo, en la habitación del hospital, en el que Andrea, la mujer de Mario, acompaña a su marido, son suficientes para conformar una radiografía de sentimientos. Un punto alto del este filme de excelente fotografía, lo alcanzan los actores, desde el doliente Eduardo de un Diego Peretti interior, intenso en un personaje difícil, porque sólo se expresa a través de su gestualidad y sin palabras; hasta la frescura de un espíritu libre como Alfredo Casero, en el papel de Mario, o la cálida Claudia Fontán como Andrea.