La paternidad menos prevista Valentín (Eugenio Derbez) vive en Acapulco y sólo piensa en mujeres y diversión hasta que aparece una chica norteamericana de la que no se acuerda, pero que le entrega una beba, que según ella es su hija y se va de vuelta a su país. El pobre Valentín, bien acompañado por tres señoritas hace todo por impedir que la niña se quede con él, sin embargo se dará cuenta que es capaz de las cosas más increíbles para mantenerla a su lado en los próximos seis años. Hasta acepta un trabajo de doble de riesgo en la baja California, mientras su hija, Maggie (Loreto Peralta) y él, logran una unión increíble. Pero entonces vuelve Julie (Jessica Lindsey), la madre ausente, ésa que él ayudó a extrañar escribiendo las cartas con su firma que su hija Maggie recibía ansiosa, siempre preguntando por qué no venía a verla. LO MELODRAMATICO "No se aceptan devoluciones" es una comedia de tinte melodramático protagonizada por una importante figura del espectáculo mexicano, Eugenio Derbez, que oficia de director y actor. Divertido cuando no carga las tintas en lo gestual, Derbez forma una encantadora dupla con la pequeña Loreto Peralta. Hay química entre ellos y se disfruta siguiéndolos en su historia de vida poblada de lugares comunes, vueltas melodramáticas y habitaciones Barbie (la escenografía de la casa de Valentín ocupada por esa suerte de "juguetería" que formó para su hija, es digna de una vidriera de la publicitada muñeca). La película está bien construida, aunque con exceso de metraje. Tiene momentos de humor, algunos medio localistas y conflictos previsibles y poco verosímiles, pero se la ve como la comedia amable de un irresponsable convertido en padre. Eugenio Derbez divierte a veces con su humor directo y es natural la actuación de Loreto Peralta, hija en la vida real de un millonario dueño del popular equipo de baseball "Tigres de Quintana Roo".
Ejemplo de "cine catástrofe" Ishiro Honda, asistente del gran director japonés Akira Kurosawa, dirige en 1954 la original historia del monstruo, "Gojira", que aterrorizó, o hizo reír a través de remakes, juegos de video y cómics a grandes y chicos de todo el mundo. Era la época de los desastres nucleares de Hiroshima y Nagasaki y se probaba con radioactividad como arma en la costa del Pacífico. El filme expresaba lo inexpresable y demostraba que el juego con la Naturaleza puede ser peligroso. En 2014 el asunto continúa, pero peor. El hombre todavía no entendió cuál es su papel frente a la Naturaleza. EL COMIENZO La historia comienza en Japón, donde un científico, Ford Brody (Aaron Taylor-Johnson (Aaron Taylor-Johnson) con su esposa Sandra (Juliette Binoche) y su hijo preadolescente Joe (C.J.Adams) trabaja en una planta nuclear y advierte signos peligrosos sobre un inminente desastre radiactivo. Por supuesto nadie le hace caso y pierde a su esposa en cuestión de horas. Su hijo ya adulto -personificado por Bryan Cranston- con su familia, convertido en soldado, es llamado desde Japón para asistir a su padre que sigue investigando obsesionado por el secreto que se oculto hasta hora. Ellos serán los protagonistas de esta nueva aventura de monstruos. Con un comienzo auspicioso, interesante, emocional y con una excelente Juliette Binoche el filme preanuncia buenas nuevas. Lo que viene no está a la altura del ritmo, la tensión, el suspenso y la emoción de estos inicios. CLIMA VINTAGE A pesar de la utilización de noticieros de la época que ambientan y crean una atmósfera vintage atractiva, la película no alcanza sus logros iniciales. Sin embargo, se ve con interés aunque sus personajes secundarios (Ken Watanabe incluído, en el papel del científico Serizawa) luzcan anodinos. Esta nueva "Godzilla", se ubica en el llamado género de cine catástrofe en toda su pureza con tsunamis de distinto tipo y pterodáctilos infernales que rehúsan ser atacados y enfrentan al ejército norteamericano. Olvidaba decir que la radiación originó más bicharracos tipo Godzilla y como comen radiación, la que van a buscar, no a la central de Chernobyl o Fukushima, sino entre los residuos nucleares norteamericanos. Esta nueva producción estadounidense es como ver un filme de clase "B" en los viejos cines de barrio, pero con toda la aparatología moderna 3D incluído y una banda de sonido impactante, con una media hora final de luchas de monstruos francamente imperdible. Ideal para fanáticos.
El perfil fiel de un artista Milo Lockett es un artista plástico chaqueño, de formación autodidacta, que luego de que se fundiera su empresa textil con la crisis del 2002, se volcó totalmente a la pintura. El documental de Federico Bareiro ayuda a conocerlo. Se filmó durante tres años y lo muestra tanto en su taller de Resistencia, donde vive y trabaja, como en Buenos Aires y durante sus viajes solidarios por el interior. El filme sigue el itinerario de un hombre hiperactivo que se preocupa por la gente tratando de aproximar los chicos a la creación y al contacto con la obra plástica. Desde las acciones artísticas que involucra a grupos de chicos con síndrome de Down en la creación de murales; hasta su participación en la ayuda al Hospital Pediátrico de Resistencia, Lockett acerca el arte, lo promociona, e incentiva la creación. MUNDO PROFUNDO "El arte puede transformar" y cumpliendo este concepto en el que cree, Lockett no para, siempre próximo al mundo indígena (proyecto Red Latinoamericana) presentando la Bienal de Arte y Pintura del Chaco y ahora participando de la creación de la casa Garraham en el Chaco. La película muestra los recorridos del pintor, el apoyo que da a los remates solidarios con la donación de sus cuadros y su participación en la Escuela Provincial Aborigen (Formosa). Las opiniones de galeristas, marchands (Alvaro Castagnino), familiares, críticos de arte (Julio Sánchez, Osvaldo Gómez, Máximo Jacoby), amigos y ayudantes dinamizan este relato que muestra la obra del autor y su estilo sencillo, que hace que muchos lo definan como un chico que traza su mundo particular.
Con mirada de viajero curioso Trata temas como la inmigración, el trabajo en negro, las parejas ensambladas y las del mismo sexo. Lo hace como el filme, livianamente, como con una mirada de viajero curioso, sin discusiones ni preguntas. Parece que como Franois Truffaut en "Los cuatrocientos golpes", Cédric Klapisch se enamora de sus personajes y crea distintas historias para ellos. Si Truffaut reencontraba a sus actores en "El amor a los veinte años", Klapisch los sigue en "Piso compartido", "Las muñecas rusas" y "Lo mejor de nuestras vidas". Xavier (Romain Duris) es un escritor joven, amante de los viajes, al que súbitamente se le presenta un pequeño contratiempo, Wendy (Kelly Reilly), su mujer se decide por Nueva York para vivir con sus dos pequeños hijos. Y a Xavier el asunto no lo convence demasiado. LA SEPARACION Pero después, ya consciente de que la separación es un hecho, se va a Nueva York porque extraña a sus hijos. Ahí se le presentan algunos problemas. Pero su buena disposición, el encuentro con su amiga Isabelle (Cécile De France), que tendrá su hijo porque el fue su abastecedor en la inseminación artificial que ella buscaba para su nueva unión con una chica que conoció hace poco, le ayudan en las tareas de reubicación, mientras espera una separación convincente. Y también aparecerá una vieja amiga, Martine (Audrey Tautou), pero también habrá una china, Nancy (Li Jun Li). Quien esto escribe no vio las películas anteriores, pero no es necesario para seguir la continuidad de esta comedia agradable, chispeante, divertida, que parece hecha por una casi adolescente y no por un señor de cincuenta años con espíritu joven. La película está rodada con recursos formales del animado y la comedia adolescente. Trata temas como la inmigración, el trabajo en negro, las parejas ensambladas y las del mismo sexo. Lo hace como el filme, livianamente, como con una mirada de viajero curioso, sin discusiones ni preguntas. En un tono conciliador, leve y con toques de humor. Comedia romántica que se ve rápida y alegremente, con un grupo de buenos actores, simpáticos y atractivos.
Superhéroes con mucha acción Destila acción, ritmo, vertiginosidad, lucha libre, kidboxing, persecusiones varias y una explosión de efectos especiales. Nunca decae, tiene humor y hay un equipo estelar a la altura de sus directores. Nuevamente encontramos a Steve Rogers, "alias" el Capitán América (Chris Evans), algo así como Superman y Clark Kent. Inocente y decidido a hacer el bien hace buenas migas con el Halcón (Anthony Mackie), y la bella Black Widow (Scarlett Johansson), ex KGB, su compañera en algunas misiones. Steve encontró en S.H.I.E.L.D., la agencia de inteligencia, el lugar ideal para trabajar. Entre una misión y otra trata de reintegrarse al mundo moderno después de tanto aislamiento y atravesar por distintas situaciones a través de los años (como historieta, Capitán América fue creada en 1941). ARMAS MILITARES Habiendo hecho amistad con Nick Fury (Samuel L.Jackson), el director de la agencia, Steve Rogers comienza a tomar conciencia que el mundo ya no es tan simple como aquél que conoció durante la Guerra Fría y menos aún en su infancia. Cuando ve la parafernalia de armas militares, aviones no tripuladas y helicópteros saturados de armamento de todo tipo, listos para ser enviados a lugares como Medio Oriente, las dudas lo asaltan. La confirmación llega cuando el mismo Fury comienza a ser perseguido y atacado hasta su "muerte" feroz en plena calle. ¿Cómo puede ser que le hayan dicho que todo eso es a favor de la libertad?, ¿qué los ataques son preventivos?. Es como el castigo antes de la desobediencia. Entonces Steve Rogers al ver la frágil distancia que separa la paz de la guerra, la aparición del miedo frente a la "aparente protección" decide luchar para desenmascarar el misterio de S.H.I.E.L.D. y su dueño, el sonriente señor Alexander Pierce (Robert Redford). Ayudado por el Halcón y su amiga Black Widow enfrenta el desafío, de tratar de localizar al enemigo. UNIVERSO COMPLEJO Basado en la historieta que crearan Stan Lee y Jack Kirby, "Capitán América..." resurge con dudas inteligentes y temas actuales. Nada menos que el tema de la seguridad global, los ataques preventivos, la ingerencia internacional con la excusa de un peligro exterior aparecen en el filme. Porque el bueno del Capitán América ve que todo tiene una doble lectura, que el universo se complicó y según nuevas miradas, su amigo Fury y él mismo pueden aparecer como potenciales enemigos del Estado y un viejo compañero como el renacido Bucky, convertido en el "Soldado del invierno", borrada su memoria y dotado de un brazo biónico, convertirse en el enemigo público número 1. Sorprendentemente "Capitán America y el Soldado del invierno" destila acción, ritmo, vertiginosidad, lucha libre, kidboxing, persecusiones varias y una explosión de efectos especiales. Nunca decae, tiene humor y hay un equipo estelar a la altura de sus directores. Desde el eficaz Chris Evans como protagonista, el rumano Sebastian Stan como el "Soldado del invierno" y los veteranos Robert Redford (Pearce), Samuel Jackson (Fury) y hasta un "cameo" de Stan Lee, el creador de la mayoría de los personajes de la popular Marvel.
Divertida y con tono elegante De este filme podríamos decir que oculta el lujo y el humor macabro de "La danza de los vampiros", el ping-pong de "Una Eva y dos Adanes", o el exotismo de "Viaje a Darjeeling", una comedia de 2007, también dirigida por Wes Anderson. Gustav (Ralph Fiennes) es el hombre ideal para su oficio. Discreto, elegante, voluntarioso. Maneja hombres y mujeres en el hotel donde ejerce como conserje. La ciudad de Zubrowska se enorgullece del Gran Hotel Budapest, en la década del "30, subido a una montaña con los Alpes rodeándolo. Todo esto lo recuerda el nuevo dueño del hotel, el señor Moustafa (F. Murray Abraham), que cuenta la historia cuando ya la decadencia se apropió de las habitaciones y el espíritu dejó paso a lo pragmático. Europa era un edén para una cierta clase y en un cierto tiempo, cuando todavía las guerras no tenían lugar. Gustav amaba a la condesa Desgoff und Taxes, más conocida como Madame D (Tilda Swinton), de bien llevados ochenta y cuatro años. Porque así era Gustav, sabía dejar a clientes y clientas satisfechos y hasta nobles regalos llegaban al Grand Hotel Budapest como agradecimiento a sus gentilezas. DIVERTIDO DISCIPULO Después vendrían las guerras, Zero (Tony Revolori), el "lobby boy", que se convertiría en el amigo y discípulo de Gustav y las complicaciones de la herencia de la condesa que lo harían enfrentarse a su familia. Wes Anderson construye una verdadera pieza de colección. Con formato de viejo libro de relieves, ésos que tenían piezas móviles, desglosa cuatro capítulos inspirados en obras de Stefan Zweig. La suya es una comedia excéntrica mezcla de policial, postal de la vieja y elegante Europa del Este y novelón romántico, en el que todo puede suceder. La tradicional "novela de aprendizaje", donde maestro y alumno intercambian conocimientos, o el thriller con un villano ridículo (Adrien Brody), cadáveres exquisitos y persecuciones con policías escapados de un "filme noir" francés. MAQUETAS INSOLITAS Anderson utiliza maquetas insólitas, casas de muñecas, atmósferas color caramelo, donde, como títeres de cachiporra, sus increíbles personajes juegan al gato y al ratón con una sonrisa. Pocas veces se ha visto un equipo con tal profusión de estrellas. Desde Ralph Fiennes, en el papel de Gustav; hasta Tilda Swinton en la condesa geronte, o la creación que hace Willem Dafoe, de su Jopling, un asesino a sueldo. Saoirse Ronan es Agatha, la repostera exquisita, novia del joven Zero, el heredero de Gustav, un inolvidable humorista adolescente, de ojazos desmesurados, llamado Tony Revolori, con un rostro del sur, mezcla de siciliano o de iraní, puro humor mudo y lenguaje gestual desopilante. Billy Wilder y Roman Polanski estarían fascinados con esta película, tanto como los franceses que inmortalizaron los filmes de hoteles. Liviana como las masas Mendl de la joven repostera, de humor elegante, música divertida y una conjunción cromática de vestidos y escenarios magníficos, "El gran hotel Budapest" deslumbra a los cinéfilos, que no se cansan de sacar capas que esconden nuevas matrioskas y diferentes géneros y personajes imposibles de calificar. De este filme podríamos decir que oculta el lujo y el humor macabro de "La danza de los vampiros", el ping-pong de "Una Eva y dos Adanes", o el exotismo de "Viaje a Darjeeling", una comedia de 2007, también dirigida por Wes Anderson.
En la mira hay un terrorista Está estupendamente filmada, tiene algunos minutos demás, pero revela pericia de cámara, buen análisis de los protagonistas. La novedad es la presentación de ciudadanos de la desierta zona que ofrecen refugio al herido y muestra el otro lado de una nación dividida. El filme se basa en el libro de Marcus Luttrell (un ex soldado, que se desempeñó en los llamado "Navy Seals", Grupo de Operaciones Especiales de la Marina de los Estados Unidos), en el que hace referencia a un episodio ocurrido en Afganistán durante el conflicto armado de 2005. En esa contienda bélica, Marcus Luttrell (Mark Wahlberg), Michael Murphy (Taylor Kitsch), Matt Axelson (Ben Foster) y Danny Dietz (Emile Hirsch) fueron asignados a la misión que tendría como objetivo la muerte del líder terrorista de la zona, Ahmnad Shah (Yousuf Azami), él que sobreviviría a la emboscada muriendo en otra de paquistaníes tres años después. Solo Marcus Luttrell queda vivo después de la emboscada tendida a los talibanes, siendo el joven soldado protegido por una tribu de la región. DURO ATAQUE La acción se centra en la quebrada de Sawtalo Sar, Afganistán, donde los soldados tratan de establecer contacto con fuerzas paralelas para solicitar ayuda ante una situación que se complica, pero tres de ellos son muertos mientras Luttrell queda con una serie de fracturas y es ayudado por agricultores pastunes. El relato encarado desde la primera persona, muestra el terrible ataque en que intervienen los soldados, sus conversaciones, a veces sin sonido por el traqueteo de las armas y la constante presencia ética de la moral de los participantes en la redada. LOS VALORES Valores como la cooperación entre compañeros, el heroísmo, la necesidad constante de tomar decisiones en la medida que son diezmados y arrinconados en las bajadas de la zona, forman parte de este drama bélico de inusitado realismo. Es así que la verosimilitud del episodio es filmado con naturalismo y lucimiento formal desde el punto de vista fotográfico y de cámara, enfatizando los valores de los soldados yanquis. Mas allá de la habitual propaganda de este tipo de relatos, la situación despierta empatía en el espectador, a partir de sus protagonistas. "El sobreviviente" está estupendamente filmada, tiene algunos minutos demás, pero revela pericia de cámara, buen análisis de los protagonistas. La novedad es la presentación de ciudadanos de la desierta zona que ofrecen refugio al herido y muestra el otro lado de una nación dividida. Muy bien Mark Wahlberg como Marcus Luttrell, el protagonista y sus compañeros. Los personajes reales en los que se inspiró el relato aparecen con los créditos finales.
Entre erotismo y gastronomía Con algunos momentos de tensión y poco suspenso, correcta en sus planos formales y atractiva la música, "Aires de esperanza" despierta un mediano interés. Todo está contado desde el punto de vista de Henry (Gattlin Griffith), un chico de trece años preocupado por la depresión de su madre Adele (Kate Winslet), hace poco abandonada por su padre. El encuentro con un hombre herido poco después de salir del supermercado, en un feriado -por el Día del Trabajo-, que luego se descubre como prófugo, con asesinato en un pasado más o menos reciente, cambia la historia que se supone podría haberse enfilado hacia la melancolía. Frank Chambers (Josh Brolin) necesita quedarse unos días en la casa de Adele, porque está herido, luego de haberse escapado del hospital. Su convivencia con la mujer joven y el chico adolescente parece producir una mayor serenidad y entre ayudas en las tareas domésticas y arreglos varios, la unión se consolida. ALGO CONVENCIONAL El director de "La joven vida de Juno", Jason Reitman, elige una historia poco verosímil que solamente se mantiene por la profesionalidad de sus intérpretes, la notable Kate Winslet, el niño Gattlin Griffith y Josh Brolin. La historia abunda en flashbacks no siempre ubicados en el mejor de los momentos y el melodrama toma un tono convencional y momentos gastronómicos, con alguna reminiscencia hacia la recordada "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel, en la relación entre erotismo y gastronomía. Con algunos momentos de tensión y poco suspenso, correcta en sus planos formales y atractiva la música, "Aires de esperanza" despierta un mediano interés.
Un sensible "rey de los monos" La película tiene buen ritmo, personajes atractivos, algunos monos deliciosos y bastante acción dentro de una línea muy simple de relato que respeta al chico salvaje adoptado por los monos. El plano formal utiliza el "capture motion" (captura de movimiento) y los fondos geográficos son particularmente atractivos. La historia de Tarzán es variada. No solo su protagonista es uno de los personajes más exitosos en el mundo de la ficción, sino que desde su creación en 1912, por el norteamericano Edgard Rice Burroughs, se ha desplazado a todos los medios audiovisuales. Desde su nacimiento como narración en una revista de historietas y su posterior aparición como novela, con el título de "Tarzán, rey de los monos", hasta las series animadas. La Argentina también tuvo su Tarzán en radio. Se llamó César Llanos y con Mabel Landó, como Juana, y Oscar Rovito en el papel de Tarzanito, concentraban la atención de los chicos en la década del "50 por Radio Splendid. Esta versión animada basada en personajes de Burroughs se adapta a los tiempos actuales. Reemplaza a los aristócratas escoceses, padres de Tarzán por aventureros millonarios, que mueren en un accidente de avión. También los nuevos tiempos crean un villano, luego director general de Greystoke Energíes, propiedad de los padres de Tarzán, que se apropia de la compañía y diagrama una campaña para lograr energía. Obtener el combustible va a afectar el universo de monos que crió al pequeño huérfano en la selva. SOBRE LA IDENTIDAD Otra de las novedades es que Juana, la compañera de Tarzán, de ser hija de un científico en el original, se convierte, en esta adaptación, en hija de un guía de Africa, con inclinaciones ecológicas. En esta versión el joven Tarzán tendrá problemas de identidad (se pregunta: ¿soy un mono? ¿soy un hombre?) y deberá asumir actitudes para ayudar a preservar su familia adoptiva y el mundo de la Naturaleza que lo rodea. La película tiene buen ritmo, personajes atractivos, algunos monos deliciosos y bastante acción dentro de una línea muy simple de relato que respeta al chico salvaje adoptado por los monos. El plano formal utiliza el "capture motion" (captura de movimiento) y los fondos geográficos son particularmente atractivos. En cuanto a las voces, la de Tarzán pertenece a Kellan Lutz, el mismo actor de Hércules, y en Jane es la de Jessica White, de la serie de televisión "CSI Miami".
Una carrera con alto voltaje Muy buen humor y un efervescente ritmo acompañan a las vedettes del desfile, los mejores modelos en cuatro ruedas. Desde un Mustang modelo 2013 Shelby Gt500 a un Ford Gran Torino 1969, o un Chevy Camaron 68. El argumento es elemental y fácil de seguir. El héroe, Tobey Marshall (Aaron Paul) es joven, lindo y con no mucho efectivo. Mecánico de autos, maneja el negocio de la familia con su grupo de amigos. Para salvar el taller familiar, hipotecado, Tobey se asocia a un ex piloto de Nascar, bastante engreído, Dino Brewster (Dominic Cooper), tan joven como él, pero capaz de traicionarlo. Y lo hace frente a la broker automovilística Julia Bonet (Imogen Poots) con la que Tobey podría haber concretado un negocio. El traicionero ex piloto trae a cuento un accidente relacionado con Tobey, que ocasionó una muerte. Y el bueno del joven mecánico caerá en la trampa del ex piloto y es enviado a la cárcel por dos años. Tobey jura venganza y libre, dos años después, decide derrotar al mal tipo en la famosa carrera De León, célebre dentro del circuito clandestino. La final será de alto voltaje y Tobey contará con la ayuda de su equipo de amigos y de Julia, una experta en carreras de alto octanaje. PAREJA JOVEN El filme de Scott Waugh está basado en los videojuegos de carreras más exitosos de la historia, los que vendieron hasta ahora ciento cuarenta millones de copias y tiene una pareja joven al frente del reparto que funciona, Aaron Paul (Tobey Marshall) -el muchacho de la teleserie "Breaking Bad"- y la chica a la que se vio en "Jane Eyre", Imogen Poots, como el conductor del auto y su co-piloto. A su lado, el malo, a cargo de Dominic Cooper y nada menos que Michael Keaton, como el anfitrión de la carrera, transmitiendo para la web. En cuanto al director, aggiorna el recordado tipo de películas de la cultura automovilística de los "60 y "70, con viajes de carretera incluídos y periplos de costa a costa. Es imposible dejar de pensar en filmes como "Gran Prix" (1966) de John Frankenheimer, consagrando las carreras de Fórmula 1, o "Las 24 horas de Lemans" (1971) protagonizada por el fallecido Steve McQueen. LOS MODELOS Con muy buen ritmo y un bien construído guión de los hermanos John y George Gatins, que están en el rubro automovilístico en la vida real, el filme se luce durante la carrera de De León, cuando los mejores autos trepidan en el logro de la recta final, mientras un coche es salvado de caer al rio Colorado por un helicóptero. Muy buen humor y un efervescente ritmo acompañan a las vedettes del desfile, los mejores modelos en cuatro ruedas. Desde un Mustang modelo 2013 Shelby Gt500 a un Ford Gran Torino 1969, o un Chevy Camaron 68.