Basada en la serie de libros que escribió Stephen King, el los considera su obra maestra, llega este film breve con dos carismáticos actores Idris Elba y Matthew McConaughey pero ninguno de los dos logra transmitir, porque el guión no se ocupó de eso, una épica, una emoción, un crescendo dramático. Es mas, todo se centra en un chico con poderes Tom Taylor y ese pistolero y el hombre de negro, uno que defiende todas las realidades unidas en la torre del titulo y el otro que quiere destruirlo. La acción y las explicaciones son pocas, para quienes no leyeron las novelas, dan cosas por sentado, y lo que se muestra es una parte de acción, efectos especiales no demasiados sobresalientes, y una historia con final abierto que parece no tener mucho destino de éxito. Si no existiese el peso de la fama de King y los fans numerosísimos, nos encontraríamos con una película seca, que no construye una épica, que no emociona y entretiene módicamente. Apenas unas gotitas de humor cuando en Nueva York el pistolero descubre medicina, bebidas colas y hot dogs. Nada sobre de donde viene ni a donde va. Lo mismo el hombre de negro malo, invasivo y destructivo. La lucha del bien y el mal mas obvia, no hay motivaciones ni se invirtió tiempo en la construcción de los personajes. Queda como un material apenas planteado, con elementos del viejo oeste, un mago malvado y muy maquillado y un nene asustado y perseguido. No les gustara demasiado ni a los fans de King ni a los que no lo frecuentaron.
Es sin dudas una película costosa y pretenciosa. La más cara del cine europeo. Y Luc Besson quiso lucir cada euro invertido. Y lo hace con un despliegue que no solo es visualmente deslumbrante, una psicodelia enloquecida con efectos casi psicotrópicos sobre el espectador, le suma al 3D una creatividad exaltada y se queda en esa sucesión que comienza muy bien y luego navega en recovecos sin sentido durante una larga hora, hasta que encamina la acción y encarrila un argumento entendible. Tiene momentos realmente destacables, el ataque a un planeta perfecto e ideal con seres bellísimo muy parecidos a los Navi de “Avatar” es impresionante, la ciudad de los mil planetas y los lugares que recorren los protagonistas también son una hipérbole de momentos bellos y escenas grandilocuentes, la aparición de Rihanna es un momento único con sus transformaciones y efectos. Desde la mitad de la película y hasta el final, dura dos horas y 17 minutos, el argumento se muestra más sólido, deja la explosión colorida y la mirada adolescente, para contar una traición, un error encubierto, una despiadada actitud con tal de no reconocer errores y una bienvenida coherencia. Seguramente tendrá fanáticos del director que aplaudirán su exuberancia visual, la creatividad en los seres que habitan esa ciudad de los mil planetas. Parte de razón tienen, pero detrás de tanto oropel sin mucho sentido, con algunas observaciones a desigualdades de un mundo injusto, con una intensión de luchar por el amor, parece no alcanzar para ser un film que parece fallido.
Es una opera prima del tunecino Mohamed Ben Attia, producido por los hermanos Dardene, revelación del Festival de Berlín 2016. Y cuenta la historia individual de un joven de 25 años, que se debate entre la libertad de tomar sus propias decisiones y liberarse para disfrutar de sus deseos o someterse a las rígidas convenciones del pasado. El director lo estructura como un reflejo de lo que ocurrió en Túnez, que en el 2010 vivió la llamada “revolución de los jazmines” luego de muchos años de gobiernos autoritarios, en un cambio de caminos todavía inciertos. Sin perder nunca la frescura, sin que las interpretaciones políticas interfieran en sus sentimientos verdaderos, Hedi el protagonista comienza un cambio inesperado en su vida. A punto de casarse con una novia elegida por su madre, que decide todo en su vida, la casa, el trabajo, lo que debe hacer y vivir, una casualidad de su empleo lo lleva a una ciudad costera donde conocerá a una mujer distinta y libre que despierta su pasión y su necesidad de autonomía. Que alcanza para olvidarse de la familia, los compromisos y un jefe perseguidor. Y ese tiempo de rebeldía del protagonista, que tiene un final abierto es un logro del director, de sus muy buenos actores.
Es una película que comienza como una comedia divertida pero a medida que avanza se transforma dando a conocer profundamente a sus personajes, un trío muy particular, pero también los avances y retrocesos de la relación de un padre y un hijo, que parece condenada al fracaso, como se lee la vida del personaje central. Ese Mario es un músico que tuvo su momento de gloria con un grupo adolescente que ahora se conforma con hacer actuaciones en fiestas particulares o lugares de mala muerte donde interpreta el repertorio de Sandro. Así de despersonalizado se lo ve, cumpliendo indolente sus rutinas, con la esperanza de retomar la relación con su hijo, aunque su ex mujer haga todo lo posible para que nunca pueda lograrlo. En un largo fin de semana, el cantante, que sueña con poder cantar su propio repertorio, su manager y el hijo adolescente se embarcan en un viaje que parece destinado al fracaso, pero que le ayudara a descubrir la verdad de los afectos, el significado de algunos juicios, la valoración de los vínculos. Un argumento sólido, bien ambientado, con buenas pinturas de ambientes reconocibles y especial lucimiento de los actores. Mike Amigorena tiene todos los matices de la seducción y la melancolía de los fracasados, Iair Almarza acierta con su manager que vende discos truchos y es un hallazgo Román Almaraz como el hijo que tiene tanto por conocer.
El documental de Juan Pablo Lepore y Nicolás van Caloen, responsables también del guión y la producción, muestra como reaccionó el gobierno de Cuba, cuando con la disolución de la URSS los enfrentó a un aislamiento y a la necesidad de alimentos. El cultivo agroecológico en un cinturón rodeado a las ciudades, la posibilidad de abastecimiento cercano, la no utilización de maquinarias sofisticadas y agroquímicos. Y fundamentalmente como una imperiosa necesidad desembocó en transformarse en vanguardia de los cultivos orgánicos. Un muy interesante documento.
El recuerdo de un momento épico para Boca Juniors cuando el 28 de noviembre del 2000, en Tokyo ganó la final Intercontinental del Mundo al vencer al Real Madrid por 2 a 1. En ese momento viajaron más de 10.000 hinchas al otro lado del mundo para seguir al club de sus amores. Con guión y dirección de Leandro Baquela, muestra con material tomado en la cancha, mas los testimonios de los que viajaron, como significo para todos un recuerdo imborrable. Martín Palermo, el héroe, también cuenta a corazón abierto lo que significo esa noche de gloria para el. Hablan Víctor Hugo Morales, Horacio Pagani y por sobre todo los fanáticos que desde Tokyo o en Buenos Aires quisieron revivir un partido que para ellos es inolvidable.
Transformar a Ricardo Darin, uno de nuestros actores mas famosos y queridos, en presidente de los argentinos, hace que de inmediato “La cordillera” sea la película que muchos quieren ver. Y lo mejor es que se encontraran con un trabajo impecable del actor acompañada por Erica Rivas, Dolores Fonzi, Gerardo Romano y grandes actores latinoamericanos que les sacan el jugo a sus breves participaciones: Daniel Giménez Cacho, Alfredo Castro, Elena Anaya, Paulina García, Christian Slater. Uno de sus elementos mas atractivos es el guión escrito por el director Santiago Mitre y Mariano Llinas que no solo mete al espectador en una realización precisa, costosa, impecable, en el mundo de la alta política. Un presidente argentino, es una buena diversión tratar de saber a quienes de los reales se parece, que se llama Blanco, que dice representar al hombre común, va a una cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile. Criticado por tener poca trascendencia en nuestro país y en la reunión, donde se decide una alianza estratégica fundamental, sabe que todos miran al primer mandatario de Brasil, apoderado “el emperador”. El llega con su equipo, sin partido político visible, y con una denuncia aún no pública que amenaza destruirlo en manos de su ex yerno. Allí comienza un juego político atractivo y terrible donde ese presidente con mala prensa jugará un rol importante. Pero también para manejar a su ex yerno hace traer a su hija (Dolores Fonzi) con problemas emocionales, que será tratada por un hipnotizador, que le da a la película un giro fantástico, un suspenso por momentos insoportable, y una develación de secretos del pasado. Santiago Mitre acierta no solo en el gran despliegue del mundo diplomático, pero también muestra los hilos de ese entramado, siempre invisible al resto de los humanos. Y le imprime a la intimidad del poder una cuota de cruel, maléfica y certera revelación.
Jorge y Berto son amigos inseparables. Dos niños entrañables que pasan el tiempo libre dibujando historietas en su casa del árbol protagonizadas por el superhéroe Capitán Calzoncillos y planeando inspiradas bromas para acabar contra el aburrimiento eterno en la escuela a la que asisten, bajo la mirada controladora del malhumorado Director Carrasquilla. Cuando el los amenaza ellos lo hipnotizan y lo obligan a convertirse en superhéroe, para enfrentarlo al villano profesor “pipicaca” y su plan para eliminar la risa del mundo. El film apela con desenfado, pero no sin una particular ternura al mundo “simple” de la niñez, la complicidad con el mejor amigo, la imaginación al servicio de la creación artística, el valor de la risa y el juego. La película posee por momentos un ritmo desenfrenado, incluso fragmentado narrativamente. No obstante ciertos tramos que recuerdan a la serie “Ren & Stimpy” en cuanto a los simplones chistes escatológicos (aunque con menor crudeza). Eso no evita la critica social al sistema norteamericano, en cuando al magro sueldo de los maestros y al conservador sistema educativo. La adaptación del comic al cine esta lograda con maestría, aprovechando, al mismo tiempo, los recursos que le brinda este medio combinando diferentes técnicas animadas: dibujos en dos dimensiones, marionetas y stop-motion. Resulta una película desinhibida que divertirá a niños y adultos desde el comienzo hasta el final de la cinta. M.S.
Se centra en los que el director y coguionista Fausto Brizi (junto a Eduardo María Falcone y Marco Martani) son los considerados “falsos jóvenes”. En este caso reúne las historias de un deportista de sesenta con un físico envidiable que quiere seguir batiendo récords, un productor que ronda los cincuenta con una novia muy joven, una mujer de 50 que se enamora de un joven que resulta ser el hijo de su amiga, y un DJ de radio que tiene que competir con alguien que tiene el tercio de su edad. Una mirada irónica sobre estos seres que se niegan al paso del tiempo, pero que no pasa de las convenciones cuasi televisivas de la cuestión. Y que en realidad la lección casi la aprenden aceptando el paso del tiempo, y la comodidad de estar con quienes comparten gustos y experiencias vividas. Un entramado que no profundiza en síntomas de .una sociedad exitista y se queda solo en la superficie de una observación muy común de este tiempo. Sólo pasable.
Daiana Rosenfeld, da a conocer a una personalidad rica, trágica, adelantada a su época, como la de Salvadora Medina Onrubia, que fue maestra rural, escritora, periodista, militante anarquista, feminista. Madre soltera, llega a Buenos Aires para seguir escribiendo, se transforma en una ferviente anarquista, que para sorpresa de muchos, arenga a la multitud en los actos partidarios. Juzgada y burlada por el diario Critica, va a entrevistarse con su legendario fundador y director, Natalio Botana, y el flechazo es inmediato. El adopta a su hijo y cuando llegan los propios la convence para casarse Es que ella descreía de las convenciones sociales y de las mujeres sometidas al mundo de los hombres. Golpeada por las tragedias y los acontecimientos políticos, su destino, su voz, extraída de sus poemas y notas, enriquecen un retrato conmovedor.